Una ventaja comparativa de la industria local
Las abundantes reservas de agua dulce y la apuesta por nuevas tecnologías de desalinización contribuyen a minimizar las dificultades que hay en otros países.
Cuando se habla de la potencialidad del mercado minero en la Argentina, suele ponerse el foco exclusivamente en la cantidad y calidad de los recursos metalíferos y no metalíferos por explotar. Pero no se trata de la única ventaja comparativa que ofrece el país a una inversión sectorial cada vez más selectiva a la hora de jugar sus fichas. Bien podría decirse, en tiempos de falta de liquidez, que al menos no falta agua.
La escasez hídrica no figura entre las principales preocupaciones de la industria local, a diferencia de lo que ocurre en plazas de consolidada tradición minera como Chile, donde ese problema está limitando el crecimiento de la actividad.
La disponibilidad de agua dulce en volúmenes suficientes para garantizar el normal desarrollo de la minería sin impactar sobre otros rubros se registra incluso en las jurisdicciones provinciales menos proclives a autorizar las explotaciones a cielo abierto. Un caso emblemático es el de Chubut, donde rige un marco legal restrictivo, pero cuyas existencias hídricas exceden con creces –según lo reconocen las propias organizaciones ambientalistas– los valores necesarios para la instalación de grandes proyectos extractivos.
Adicionalmente, y a modo de novedad, ante la eventual insuficiencia de agua dulce hoy debe destacarse el aporte de las nuevas tecnologías de desalinización, tal como la que empleará la china MCC en Sierra Grande (en la provincia de Río Negro) o la que evalúa implementar la canadiense Barrick Gold en el emprendimiento binacional Pascua-Lama (del lado de San Juan).
Agua de sobra
Consultado por este medio, Carlos Scatizza, presidente de la empresa de servicios hidrogeológicos y ambientales Hidroar, resaltó la existencia de un acuífero subterráneo de grandes dimensiones que torna viable la actividad minera en la Meseta Central de Chubut. “Se trata de un descubrimiento muy importante para la minería, sobre todo si se toma en cuenta que proyectos de gran envergadura, como podría ser Navidad, demandarían en su etapa productiva menos de un 2% del agua disponible. El resto podría servir para impulsar otros segmentos económicos de la zona, como el riego artificial y la cría intensiva de ganado”, señaló.
El relevamiento del acuífero, que no pasó desapercibido ante los ojos del Gobierno chubutense, es avalado por la organización ambientalista Green Cross. “El agua que hay en el lugar equivale a la del dique Florentino Ameghino, además de que se recarga sola. Y el uso que le daría la minería sería infinitamente menor al del nivel de recarga”, expresó Marisa Arienza, titular de la entidad.
Apuestas innovadoras
En respuesta al reto hídrico que implica el proyecto ferrífero Sierra Grande, la minera china MCC realizará una inversión inédita en el país: desembolsará u$s 1,5 millones para montar una planta desalinizadora de agua de mar en Punta Colorada, en el puerto ubicado en el golfo San Matías.
La idea es posibilitar la plena producción del complejo, además de liberar parcialmente el caudal proveniente de los acueductos Arroyo Ventana y Los Berros, que comparten la ciudad de Sierra Grande y el balneario Playas Doradas. “De ese modo, MCC no sólo logrará satisfacer el aumento de su capacidad productiva de concentrado de hierro durante los próximos años, sino que también permitirá que un 20% del agua desalinizada se destine al consumo humano u otro emprendimiento productivo”, puntualizó Hugo Nicola, técnico del proyecto.
Otra compañía que piensa instalar una unidad desalinizadora es Barrick, tal como anticipó el ministro de Minería sanjuanino, Felipe Saavedra. “Estamos evaluando ambientalmente la construcción de una planta para el tratamiento del agua que sale del túnel de Pascua-Lama. De concretarse, la obra dará trabajo a unas 400 personas”, detalló el funcionario. ›|‹
[divider]
El caso chileno
Para valorar en toda su dimensión el nivel de abastecimiento hídrico que ofrece el mercado minero argentino, basta con echar un vistazo a lo que acontece en Chile, donde la presión comunitaria en torno al uso del agua está poniendo en jaque más de un proyecto.
La última batalla acaba de librarse en la pequeña localidad norteña de Caimanes, donde asociaciones vecinales se movilizaron contra la productora de cobre Antofagasta Minerals y lograron que un tribunal local ordene desmantelar un sistema de recolección hídrica construido por la empresa.
Según la firma, la obra no afecta la disponibilidad del recurso entre la comunidad. “De quedar firme el fallo, la mina podría cerrarse”, lamentó Diego Hernández, CEO de Antofagasta Minerals.