El sector gasífero es un tembladeral. Al menos ésa es la sensación que tienen quienes lo integran. Pan American Energy (PAE), la mayor petrolera privada del país, que pertenece a la británica BP, a la china Cnooc y a los hermanos Bulgheroni, pidió ante la Justicia la quiebra de Metrogas, la empresa de distribución de gas más importante de América latina, que atiende a más de siete millones de habitantes en la Capital Federal y parte del Gran Buenos Aires.
La disputa tiene condimentos adicionales: Metrogas, que aún no fue notificada de la demanda, es propiedad de YPF, que está bajo la gestión del Estado. Y su presidente, Miguel Galuccio, mantiene un vínculo tenso con Carlos Bulgheroni, el principal gestor de los asuntos de la empresa en los despachos oficiales.
La demanda se inició el viernes pasado y está en el Juzgado Comercial 26, secretaría 51, a cargo de María Cristina O’Reilly. PAE reclama a Metrogas el pago de más de 135 millones de pesos que la distribuidora le adeuda por el suministro de gas para sus clientes residenciales y comerciales entre septiembre de 2013 y el 31 de diciembre del año pasado. Pero la deuda con la empresa de los Bulgheroni es mayor: si se consideran los saldos impagos por gas suministrado este año, asciende a más de 260 millones de pesos, de acuerdo con lo publicado por La Nación.
La discusión en los tribunales trasluce el estado de toda la cadena del gas. El año pasado, el Gobierno autorizó aumentos en las tarifas para los usuarios que no ahorraran. Como algunos lo hicieron, no se les aplicó el incremento. Eso, sumado al crónico problema de caja de las empresas del sector por el retraso tarifario (a Metrogas la acompañan, por caso, Gas Natural Fenosa, Camuzzi, Litoral Gas y Gasnor), derivó en que desde hace dos años no tuvieran recursos suficientes para pagar el gas que les compran a las petroleras para venderles a sus clientes.