Trabajadores petroleros iniciaron ayer en Brasil una huelga por tiempo indeterminado en protesta contra la venta de activos y la reducción de inversiones en Petrobras, el camino que eligió la estatal para hacer frente a la crisis provocada por la caída del precio del crudo y las dificultades para captar recursos agravadas por el gigantesco escándalo de corrupción.
La paralización que puso en marcha la Federación Única de Petroleros (FUP), la mayor central sindical del sector, prevé que se reduzca la producción de petróleo y gas en la Cuenca de Campos, en el norte del estado de Río de Janeiro, que representa más de 70% de la producción total de Brasil. La FUP nuclea 13 sindicatos que concentran 70% de la fuerza laboral de Petrobras.
«Con el actual escenario que vive el sector, con el barril de petróleo a menos de u$s 50 y una oferta de u$s 1 billón en activos por el mundo, creemos que no es el momento de vender activos. Si se vende ahora, se venderá barato», afirmó José Maria Rangel, coordinador general de la FUP.
La emblemática estatal brasileña anunció este año un plan de desinversión que prevé la venta de activos en Brasil y el exterior por hasta u$s 15.100 millones entre 2015 y 2016, pero los sindicalistas alegan que el ese programa «afecta drásticamente a la sociedad brasileña y a la vida de miles de trabajadores que fueron despedidos», según el comunicado que anunció la huelga divulgado el viernes.
Piden también que se concluyan obras suspendidas, entre las cuales el Complejo Petroquímico de Río de Janeiro (Comperj), la refinería Abreu e Lima y una fábrica de fertilizantes de Mato Grosso del Sur. Y advierten que si no se modifica el plan de negocios, Brasil dejará de generar unos 20 millones de empleos hasta 2019.
La FUP citó un reciente estudio del ministerio de Economía, que reportó que por cada dólar que Petrobras reduce de sus inversiones el PBI brasileño deja de crecer 2,5 dólares, lo que muestra el potencial de la compañía, que intenta levantar la cabeza y dejar atrás el escándalo de sobornos en el que quedó sumergida que le generó pérdidas calculadas en u$s 2.000 millones.
De acuerdo a un informe publicado ayer por el diario O Globo, un tercio del total de dinero desviado habría sido devuelto -unos u$s 631 millones- por parte de las empresas involucradas en el esquema de coimas y delatores que dieron datos a la justicia a cambio de ver reducidas sus condenas.