La Argentina se propone dejar de emitir para 2030 unas 109 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), el gas que retiene el calor solar y provoca el aumento de la temperatura en todo el mundo. Esta meta revisada, un poco más ambiciosa que elaborada por la gestión del gobierno anterior, fue presentada ayer en Marrakesh, donde se realiza el primer encuentro internacional después de la firma del Acuerdo de París de cambio climático. Ahora, si la Argentina recibiera financiamiento externo, ese objetivo se elevaría a 223 millones de toneladas de CO2, o sea, un 33 por ciento menos de emisiones. Las matemáticas de las metas de los países son complejas. La nuestra basa en un escenario llamado BAU (business as usual), que es un modelo de cómo crecería su contaminación de la atmósfera si no tomara ninguna medida para prevenir el cambio del clima. La gestión de Mauricio Macri decidió revisar toda la política del clima. Para ello, conformó un gabinete de cambio climático, que se reunió tanto a nivel ministerial como de secretarías. Las nuevas metas presentadas en Marruecos -donde se realiza la llamada COP22, la conferencia de la ONU que se ocupa del tema- son el resultado de ese trabajo. Lo que se había presentado antes era poco más que un dibujo para cumplir con acuerdos internacionales. Para 2030, la Argentina se plantea tener un 25% de energía renovable, un porcentaje mayor que el que prevé la actual ley, con lo cual, en corto tiempo el país tendrá un parque energético que estará repleto de granjas eólicas, solares y de biomasa: un paisaje totalmente nuevo. Fuente: Clarín.
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