Las empresas norteamericanas que poseen plantas de biodiésel en la Argentina no acompañaron en los Estados Unidos la denuncia de una entidad que allí ellas mismas integran y que denunció al biodiésel argentino por supuesto dumping.
Cargill, Bunge y Dreyfus, que tienen plantas de biodiésel en la Argentina, son miembros en los Estados Unidos de la National Biodiesel Board (NBB). Esa entidad se quejó ante el Departamento de Comercio norteamericano por el biodiésel argentino y de Indonesia y el organismo aceptó la presentación del caso, si bien todavía no resolvió.
Pese a estar en la NBB, Cargill, Bunge y Dreyfus no acompañaron la denuncia de esa entidad, según señalaron autoridades de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio). Inclusive, Cargill y Dreyfus hicieron un alegato ante las autoridades de Comercio de EE.UU. a favor del biodiésel argentino. «En su presentación ante el gobierno de los Estados Unidos, las empresas que operan plantas de biodiésel allí y cuentan con plantas de biodiésel en la Argentina han cuestionado con datos y evidencia empírica los argumentos que han sostenido quienes defienden el antidumping», señalaron en Carbio a LA NACION.
Según trascendió, la decisión de la NBB de impulsar el antidumping contra el biodiésel argentino «se hizo sin el voto de numerosos socios que tenían derecho a voto y se enteraron de dicha decisión y de la iniciación del proceso por los diarios».
Por el temor a la imposición de aranceles, principal destino del biodiésel argentino, se paralizaron las compras del biocombustible y solo se están concretando embarques anteriores.
Además de Cargill, Dreyfus y Bunge, tampoco acompañaron la denuncia otras empresas que tienen negocios en la Argentina, aunque no del biocombustible, pero integran la NBB. Son la empresa de maquinaria agrícola John Deere, la cerealera CHS y la química Dow.
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