La idea de que la Patagonia sea el lugar en el que se construirá la quinta central nuclear del país se analiza en los escritorios de los que deciden en materia energética. Todavía no se comunicó oficialmente, pero se avanza para que Atucha IV desembarque en la región.
La central Embalse está ubicada en Córdoba. Las Atucha -I y II– fueron emplazadas en los terrenos de la localidad de Lima, Partido de Zárate, a 100 Km de la Ciudad de Buenos Aires. Se llaman así, porque la familia que cedió los terrenos pidió que su apellido, Atucha, quede plasmado en las centrales. La cuarta, que se está por levantar, también será una Atucha, pero la quinta será desterrada.
“Creemos que lo mejor es buscar un nuevo lugar no sólo para ésta, sino para la expansión futura. Un poco se sabe dónde estará. Trabajamos estos meses en buscar el nuevo sitio, que esté cerca de una fuente de agua fría, ya sea por un río caudaloso o el mar y estamos muy avanzados”, dijo el subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, pero no quiso dar precisiones sobre el lugar.
El viernes, las operadoras Núcleoeléctrica Argentina (NASA) y la subsecretaría anunciaron que el 17 de este mes se firmará el primer avance del “contrato comercial” con China para la construcción de las dos nuevas centrales. Se trata de una inversión de 14.000 millones de dólares de los cuales unos 12.500 millones serán financiados por el país asiático.
La cuarta central se construirá, según planes de gobierno, entre 2017 y 2018 y seguirá la senda por la que avanzaron las otras. Incluso, hay avances sobre su emplazamiento. Según informa NASA, en enero de este año se hizo la escritura para la compra y se tomó posesión de 110 hectáreas linderas a las Centrales Atucha I y II.
La tecnología que utilizará la III será Candu, modelo que emplea uranio natural y agua pesada presurizada. Tendrá 745 MW de potencia bruta y 30 años más de vida útil. Según Gadano ésta será la última que tendrá un reactor de uranio natural.
La próxima, la quinta, se construirá entre 2019 y 2020 (o 24 meses después de que se termine la otra) con una vida útil de 60 años. Esta planta utilizará uranio enriquecido y agua liviana y brindará al Sistema Interconectado Nacional unos 1.150 MW de potencia bruta. La nueva planta implicará un desafío para el país. “Tanto para la nucleoeléctrica que tendrá que operar reactores diferentes, como para la Comisión Nacional de Energía Atómica que va a tener relación con los combustibles, para la actividad regulatoria que va a regular una central de potencia y para toda la industria argentina”, resaltó Gadano.
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