Si bien las partes se tomarán cuatro meses para definir la letra chica del acuerdo y, fundamentalmente, esperar que la Justicia argentina levante el embargo que trabó contra Chevron por una causa tramitada en Ecuador, Miguel Galuccio, CEO de YPF, firmó a fines de noviembre la primera carta de intención con una petrolera internacional interesada en invertir en Vaca Muerta, señalada por muchos como uno de los mayores yacimientos no convencionales del planeta. Era uno de los objetivos que se había trazado para la última parte de 2012. El otro, retornar a los mercados internacionales con un bono por u$s 500 millones tras la expropiación de las acciones de Repsol, se postergó por la escalada judicial con los fondos buitres.
El documento firmado en Houston apunta a desembolsar, en forma conjunta, u$s 1.000 millones para desarrollar el primer cluster de crudo no convencional (shale oil) en la cuenca Neuquina. Contempla, en una fase inicial de 12 meses, cerca de 100 pozos en las áreas Loma La Lata Norte y Loma Campana, que se extienden por 292 kmµ.
Ricardo Aguirre, gerente comercial y de planeamiento de Chevron, explicó que “el inicio de la perforación está previsto por YPF para enero”. “Si se firma el contrato comercial, Chevron se montará sobre esa operación”, señaló a El Inversor Energético & Minero. El piloto podría movilizar, en caso de arrojar resultados alentadores, una inversión de u$s 15.000 millones para colocar alrededor de 1.500 pozos en las dos áreas.
La carta de intención rubricada por Ali Moshiri, el máximo responsable de Chevron en las operaciones de exploración en África y América Latina, y Galuccio, prevé también, en una segunda etapa, una asociación más ambiciosa: explorar áreas por 1.200 kmµ concesionados a YPF. “Son bloques, aún no definidos, que no tienen producción no convencional de hidrocarburos”, comentó el ejecutivo de Chevron, el sexto productor de crudo del mercado local.
También podría allanar el terreno para encarar en conjunto trabajos de recuperación terciaria en El Trapial, de Chevron, y Chihuido de la Sierra Negra, concesionado a YPF, dos de los principales yacimientos petrolíferos del país. “Podría crearse una empresa que se dedique a barrer con polímeros y surfactantes (ASP, como se los conoce en la jerga petrolera) los campos a fin de optimizar la extracción de crudo”, proyectó Aguirre.
A su vez, en el negocio de refinación, Chevron podría funcionar como socio tecnológico de YPF durante la construcción de una nueva destilería, como la que está proyectada en Bahía Blanca. “Es una posibilidad, pero todavía no hay nada cerrado”, advirtió.
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