La petrolera se encarga de la compra de barcos metaneros para las terminales de Bahía Blanca y Escobar
La petrolera constató que en Brasil los cargos portuarios por importar cada carga de LNG suman u$s 250.000. En la Argentina, en cambio, por ese mismo concepto se abonan cerca de u$s 500.000. Por eso, YPF apunta a cambiar a la agencia marítima encargada de esos trámites.
Una de las primeras decisiones que tomó el Gobierno tras la renacionalización de YFP fue transferir bajo la órbita de la petrolera la creciente importación de gas natural licuado (LNG), que erosiona de forma cada vez más evidente el superávit comercial del país. La compra del combustible en el exterior depende hoy del director del Comercio Internacional y Transporte de YPF, Alejandro Luccheta, uno de los laderos más leales de Carlos Alfonsi, director de Refinación de la compañía. Sin embargo, la operación de las dos terminales regasificadoras –emplazadas en Bahía Blanca y Escobar– la llevan adelante técnicos del equipo de David Tezanos, gerente de Comercialización de Gas de YPF, que tomará en los próximos días una decisión importante: planea llamar a un concurso para cambiar la agencia marítima responsable de la logística de los buques metaneros y de los dos barcos regasificadores.
No es una cuestión menor. Cada buque de LNG importado por YPF afronta “costos portuarios” por u$s 500.000 que cobra por la agencia marítima –encargada de solventar los permisos de circulación e impuestos sectoriales, conseguir las habilitaciones públicas y tareas de logística–, según comentaron a El Inversor Energético & Minero allegados a Enarsa, la empresa estatal de energía, que en última instancia es quien gira los fondos para financiar la importación. En 2013 se prevé traer más de 80 barcos metaneros, por lo que por ese ítem se pagarán u$s 40 millones. A esa cifra hay que sumarle, además, los costos portuarios correspondientes a los dos barcos regasificadores, mucho más caros que los que pesan sobre las unidades de transporte.
Tezanos terminó de definir la modificación cuando constató que en Brasil los costos portuarios se reducen a u$s 250.000 por barco de LNG, la mitad de lo que cuesta en la Argentina.
Monopolio
En las últimas semanas mantuvo varias reuniones para ultimar detalles de la maniobra. La agencia que monopoliza los servicios portuarios tanto de los buques de LNG como de los regasificadores se llama Meridian Marítima y pertenece al empresario Jorge Samarín. Su facturación anual por esas prestaciones supera los u$s 60 millones, según aseguran allegados a Enarsa.
Aún no está definido cómo se implementarán los cambios, pero lo más probable es que se realice un concurso público entre las agencias marítimas interesadas. Incluso sería lógico si se incorporara más de una. Entre los candidatos figura Maruba, la mayor agencia de país, que tiene entre sus directores a Enrique Omar Suárez –más conocido en el ambiente como el “Caballo”–, el polémico titular del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que el año pasado intentó quedarse con las operaciones de alije y traslado de los barcos de LNG para la terminal de Escobar.
“YPF está acostumbrada a lidiar con agencias que se encargan del despacho de los combustibles líquidos. Pero aún no terminó de consolidar un equipo especializado en LNG. Lo ideal sería que la empresa prestadora de servicios de alije y traslado de los buques metaneros opere de forma articulada con la de los barcos regasificadores”, explicaron desde una comercializadora de gas.
La importación de LNG costó el año pasado u$s 2.665 millones, según datos de la Secretaría de Energía. Y estiman que este año podría ser más cara. Demasiado para una economía cada vez más jaqueada por la escasez de dólares.
Las licitaciones del combustible son realizadas por el departamento de Luccheta, que tiene una amplia trayectoria en el mercado de derivados líquidos, pero no así en el despacho de LNG. YPF contaba, hasta principios del año pasado –cuando la empresa aún era controlada por la española Repsol y la familia Eskenazi–, con un sólido equipo de especialistas que preparaban las ofertas para participar de los concursos realizados por Enarsa. Sin embargo, esa unidad se empezó a desmembrar por la salida de Luis Santos, el máximo responsable del área de LNG de YPF, que dejó su cargo enemistado con Tezanos y provocó la posterior renuncia de otros profesionales de primer nivel, como Tomás Anderson. Ambos ejecutivos encontraron nuevos rumbos laborales fuera del país.