El sur mendocino no cuenta con demasiadas alternativas de desarrollo. Menos aun en los dificultosos tiempos que corren. El sector minero, según comerciantes e industriales de Malargüe, se erige como una opción productiva imposible de descartar.
En el crítico contexto sanitario, económico y social que por estos días está viviendo la Argentina, la Cámara de Comercio, Industria, Minería, Ganadería, Agricultura y Turismo de Malargüe decidió hacer suyas las palabras que expresaron los pioneros que impulsaron la actividad minera hace poco más de dos siglos, cuando comenzaba a forjarse la patria: “No se puede pensar sobre la importante materia de rentas públicas, sin que ocurra desde luego el ramo de las minas en un país que parece ser el depósito común de las tierras minerales”.
A través de un comunicado, la entidad que conduce Marcelo Schajnovetz destacó la relevancia que posee el sector a la hora de fomentar el desarrollo del territorio provincial, en general, y del sur mendocino, en particular, en el marco del vigente escenario. “Cuando los productores frutícolas y vitivinícolas necesitan del auxilio del Estado para producir, cuando el turismo pasa por una parálisis inimaginable hace solo unos meses, cuando el barril de petróleo ha caído por primera vez en la historia a valores negativos, cuando se necesitan cada vez mayores ingresos a las arcas de los gobiernos para sostener las demandas sociales, la minería es una de las pocas posibilidades que tiene Mendoza para salir adelante”, sentenció la Cámara.
En Malargüe, apuntó, la posibilidad de desarrollar la actividad minera metalífera se basa en que la tierra es yerma para los cultivos, pero rica en materiales que el mundo de hoy demanda en materia sanitaria, telecomunicaciones y desarrollo energético. “La minería es madre de todas las industrias debido a que aporta gran parte de la materia prima. Forma parte de nuestra vida cotidiana y se encuentra presente en la construcción, las telecomunicaciones, el transporte, la electrónica e informática, la medicina y la generación de energía”, indicó.
Por cuestiones culturales e ideológicas, reconoció la Cámara, debería respetarse la postura anti-minera de los vecinos de otros departamentos que comparten la Cordillera de Los Andes. “Están en su derecho. No entendemos a los que no tienen minerales metalíferos en sus suelos, pero se oponen a esta actividad lícita e imprescindible para el hombre de hoy”, diferenció.
En representación de Malargüe, el organismo hizo un llamado a la clase dirigente de Mendoza para que “asuma la responsabilidad del presente” y posibilite el potencial minero metalífero del departamento. “Nuestro territorio es distinto al del resto de la provincia, como hemos señalado hasta el hartazgo. Contamos con el recurso humano capacitado para ello en la escuela Técnica Industrial Química y Minera y en el Instituto de Educación Superior 9-018 para desarrollar la industria; para el cuidado del ambiente hay profesionales egresados de la última casa de estudios nombrada y del Instituto Jorge Coll; cerca de un 90% de los pobladores de esta parte de la geografía mendocina tiene una relación familiar con alguien que ha trabajado en la actividad minera; y, por sobre todo, somos un pueblo que sabe preservar sus recursos naturales y cuidarlos. Testigo de ello son nuestros hermanos sanrafaelinos y alverenses que pueden dar testimonio de la calidad de agua que les llega gracias a nuestra conciencia ecológica sustentable”, enumeró la organización.
Deseo y necesidad
De acuerdo con la Cámara de Comercio, Industria, Minería, Ganadería, Agricultura y Turismo de Malargüe, hoy más que nunca Mendoza necesita de políticos estadistas, como aquellos de la Asamblea General Constituyente de 1813. “A los que solo son electoralistas, la historia se encarga de borrarlos de sus páginas de honor. A esos políticos estadistas y a la dirigencia social y empresarial responsable de la Mendoza de hoy, les decimos que en Malargüe queremos y necesitamos desarrollar la actividad minera metalífera”, demandó la entidad. ›|‹
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