La persistencia de la ola de frío en todo el país obligó ayer al Gobierno no sólo a mantener el corte total de gas en industrias, sino también a profundizar las restricciones a la venta de GNC, la última trinchera operativa para salvaguardar el suministro en los hogares.
Las temperaturas fueron levemente más benignas en comparación con el día anterior. Esa diferencia se tradujo en el consumo. Hacia el final del día, fuentes relacionadas con la operación del sistema gasífero estimaban que el consumo en hogares rondaría los 90 millones de metros cúbicos (m3), una cifra altísima (un 40% más que la demanda habitual), pero menor que el récord histórico de 100 millones de m3 que se registró el lunes, según el Ministerio de Planificación.
La merma, sin embargo, no alcanzó para moderar los cortes. Una vez más, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), a cargo de Antonio Pronsato, ordenó restricciones totales a las grandes industrias como Siderar, Siderca, Aluar, Acindar, Profertil, Dow, Mega, Ford, Volkswagen, General Motors, Cerri y Refinor, entre otras.
Las estaciones de GNC debieron aumentar su aporte para sostener el consumo en hogares. En el Norte, la distribuidora Gasnor ordenó la restricción del servicio a las bocas de expendio de San Salvador de Jujuy, debido a que su sistema había perdido presión. Esa situación podría extenderse hasta mañana.
En Tucumán, no hubo cortes en estaciones de servicio, pero el gerente de Gasnor, Elio Hernández, reconoció que les pidió a los dueños de las industrias que cortaran todo el consumo.
En Córdoba, estaciones de gas de la capital provincial y del Gran Córdoba comenzaron a sufrir restricciones de hasta ocho horas. Allí también comenzaron los problemas en el servicio eléctrico. La Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC) pidió a las cooperativas de servicios públicos que redujeran el consumo entre las 18 y las 23 horas. Evaluaba aplicar cortes rotativos.
En La Pampa continuó suspendida la venta de GNC en todas las estaciones de la provincia por orden de la distribuidora Camuzzi. «Estamos preocupados, porque de mantenerse esta situación durante varios días se producirían grandes pérdidas comerciales», explicó Miguel Ripa, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de la provincia a la agencia DyN.
En tanto, en Bariloche continuó clausurada la venta de GNC por «tiempo indeterminado». La veda había comenzado anteayer y resulta especialmente onerosa para los taxistas de ese centro turístico. Según explicaron a La Nación, sus costos de combustible se incrementaron 70 por ciento.
Fuentes a cargo de la operación diaria del sistema explicaron que en Buenos Aires y en la Capital Federal no hubo cortes en estaciones de servicio. La industria, sin embargo, casi no tuvo gas.
Cammesa, la compañía administradora del mercado eléctrico, debió bajar a 16 millones de m3 el uso del insumo para generar electricidad; es decir, un 30% de su demanda habitual. En cambio, debió utilizar combustibles líquidos, más onerosos, que paga el Estado.
La falta de gas pegó en la billetera oficial por otra lado: el Gobierno aumentó las importaciones de LNG (gas licuado, que llega por barco) y de gas boliviano. Se trata de productos más caros y cuya factura cubren íntegramente las cuentas públicas.