El gobierno de AMLO logró que se declare de “utilidad pública la explotación y aprovechamiento” en oposición a las multinacionales. Junto con el de Luis Arce, fomentan una organización comparable con la OPEP, pero americana.
Mientras los múltiples intentos de integración económica o coordinación política surgidos en la región se desvanecen o están congelados, impulsados por Bolivia y México, y con el litio como factor aglutinante, los países americanos establecieron un diálogo que podría llevar a la conformación de un organismo soberano.
Dueña de casi el 70% de las reservas conocidas, en momentos en que México aprobó la nacionalización del recurso y las sanciones occidentales desabastecen a Rusia con el “valioso” boicot de sus proveedores americanos, la región reavivó un acuerdo de complementación firmado el año pasado por aquellas dos partes. Así, en un foro que prologó al Primer Congreso Internacional del Litio auspiciado por la ONU, se propusieron saltar de un acuerdo binacional a un espacio común.
El lunes 18, la irónicamente llamada “Bancada Iberdrola” (por la multinacional energética española que domina el mercado local de la electricidad) pretendió abortar una reforma a la Ley Minera mexicana, pero el gobierno impuso su mayoría y, lo más importante, logró con ella nacionalizar el litio. La norma que intentaban evitar las empresas extranjeras y sus aliados de los dos mayores partidos de oposición –el antiguo PRI, volcado a la derecha, y el ultra derechista PAN– declara de “utilidad pública la explotación y aprovechamiento” de este recurso estratégico y escaso, un metal ligero y poco denso empleado en las industrias farmacéutica y aeronáutica y en la fabricación de baterías recargables para automóviles, computadoras, teléfonos celulares y tablets, entre otros usos.
Fuente: Tiempo Argentino
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