Al calor de los últimos incrementos de los combustibles en las estaciones de servicio -aumentaron por encima del 50% en los últimos 12 meses-, desde algunos sectores retomaron la crítica a la elevada carga tributaria que grava el expendio de naftas y gasoil en la Argentina. Los impuestos al sector terminan ejerciendo otra fuerte presión alcista sobre los precios en surtidores, explican. Se trata, en rigor, de un viejo cuestionamiento de la industria que nunca se canalizó en algún cambio en concreto.
Miguel Galuccio, presidente de YPF, mencionó el tema durante su paso por la Cámara de Diputados para defender el acuerdo alcanzado con Repsol por la expropiación de la mayor petrolera del país. Y Fernando Giliberti, vicepresidente de Planeamiento Estratégico y Desarrollo de Negocios de la compañía y mano derecha de Galuccio, reconoció que el peso de los impuestos sobre la comercialización de combustibles “es muy alto” en un evento organizado la semana pasada por la Fundación Mediterránea en la UCA de Puerto Madero. “En la Argentina hay muchos impuestos en distintos niveles. El ITC nunca ha sido tocado en la historia argentina y es una fuente de apalancamiento en el tema de los precios de los combustibles”, advirtió a El Inversor Online.
En concreto, la carga fiscal oscila entre un 38 y un 45% del precio final de las naftas y gasoil en el surtidor. Son los guarismos más elevados de la región. Al tipo de cambio actual, la nafta Super comercializada en la Argentina tiene un precio promedio de 214 dólares por barril. El valor del derivado a la salida de la refinería (antes de impuestos) ronda los US$ 117, en tanto los tributos que se aplican sobre el combustible ascienden a 97 dólares. La carga impositiva representa, de esa manera, un 45% del precio final de las naftas.
En Brasil, el importe de la Super al consumidor final es de 208 dólares (el valor a la salida de refinería es de US$ 133) y la presión fiscal del Estado es del 36 por ciento. Mientras que en Chile, el precio final es de 203 dólares (US$ 126 antes de impuestos) y los impuestos llegan hasta el 38%. Al norte del continente, en EE.UU., el precio al público de la Super es US$ 148 y la carga fiscal no supera el 11 por ciento.
En el caso del gasoil, la situación es similar. En la Argentina, el valor en surtidores del diesel grado 2 ronda los 194 dólares por barril, con un porcentaje de impuestos del 38 por ciento. En Brasil (21%), Chile (24%) y EE.UU. (12%), la participación de la carga fiscal es mucho más baja.
“La carga fiscal en Argentina es 41 dólares por barril mayor al promedio del resto, tanto en naftas como en gasoil”, señalaron desde una petrolera.
Frente a este escenario, algunos actores de la industria propusieron al Gobierno reducir parcialmente el costo impositivo que rige para el sector o al menos, redireccionar lo recaudado por el Estado hacia algunas obras estratégicas de infraestructura. El propio Galuccio le presentó jefe de Gabinete, Jorge