La visita del presidente ruso, Vladimir Putin, el sábado pasado reafirmó el creciente interés por invertir en la Argentina que en los últimos años han venido mostrando las corporaciones de ese país, fundamentalmente en el sector energético. Su foco está puesto en la construcción de centrales hidroeléctricas, reactores nucleares y la posibilidad de sumarse a explotar Vaca Muerta. De hecho, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner confirmó el sábado que los rusos enviarán una delegación a la reserva de gas y petróleo no convencional ubicada en Neuquén.
Luego de la crisis en que se sumergió con posterioridad a la caída del comunismo, Rusia disminuyó su participación en la economía mundial e incluso en el comercio internacional, lo que también impactó en su relación con América latina. Sin embargo, a comienzos de la década pasada empezó a restablecer su poderío económico y se firmaron una serie de acuerdos que permitieron incrementar el intercambio comercial con la región y explorar posibilidades de inversión directa.
En lo que respecta a la Argentina, el vínculo se afianzó durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. La mandataria visitó Moscú en 2008, en medio de la crisis mundial. En aquella ocasión firmó con su par ruso Dimitri Medvedev una declaración de asociación estratégica. El documento destacó el interés en aumentar el comercio bilateral y llevar adelante proyectos conjuntos de desarrollo de infraestructura energética, transporte y usos pacíficos de la energía nuclear. En 2010, la relación tomó aún mayor impulso cuando Medvedev visitó Buenos Aires y se notó en la balanza comercial. Entre 2010 y 2012, el intercambio entre la Argentina y Rusia pasó de 1033 millones a 1840 millones de dólares, fundamentalmente por las mayores exportaciones rusas al país.
Son varias las empresas rusas que están invirtiendo en la Argentina o buscan hacerlo. Una que se destaca es Power Machines, una corporación privada controlada por el magnate Alexey Mordashov. La firma, especializada en la provisión de equipos para el sector energético, participó junto con Techint y Panedile en la construcción de la central hidroeléctrica Caracoles, inaugurada en 2008. A su vez, en 2011 firmó un contrato con esas mismas firmas para la provisión de los equipamientos de la central Punta Negra. En 2012 se interesó también en la construcción de las centrales Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Ese año, el ministro de Planificación, Julio De Vido, incluyó a Moscú en una gira para buscar financiamiento para esas dos obras y luego Power Machines figuró como proveedor del consorcio integrado por Isolux, Panedile, Eleprint, Helport, Inter Rao e Hidroeléctrica Ameghino. El financiamiento lo iba a aportar el banco de inversión ruso Vnesheconombank. Sin embargo, el grupo encabezado por la china Gezhouba se quedó con la obra.