Para mitigar el daño de los dos mayores desastres nucleares de la historia
Un arco de 32.000 toneladas cubrirá el sarcófago levantado hace casi tres décadas en Chernobyl, mientras que una barrera de hielo subterránea contendrá las fugas de agua radiactiva en la accidentada planta de Fukushima.
A 28 años del estallido del reactor nuclear de Chernobyl, en Ucrania, un ejército de obreros construye un gigantesco arco de 32.000 toneladas que estará listo en 2017 y servirá para emprender la descontaminación radiactiva en la zona. La iniciativa, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos, permanece relativamente ajena al conflicto geopolítico con Rusia, por ubicarse en el centro-norte del país, cerca de la frontera con Bielorrusia.
Recubierta de placas de acero inoxidable, la estructura –que empezó a ser montada cerca de las ruinas del complejo nucleoeléctrico y será trasladada sobre almohadillas de teflón– cubrirá el derruido sarcófago que sepultó los restos de la planta, la cual estalló el 26 de abril de 1986. Cuando se sellen sus bordes, el arco será capaz de contener cualquier polvillo radiactivo que eventualmente pueda levantarse si el viejo sepulcro de metal se derrumbara.
Asimismo, su instalación dará inicio a la etapa final de limpieza de Chernobyl, lo que implicará la remoción de los escombros y restos contaminados del reactor, junto con su almacenamiento en depósitos seguros.
La inversión, estimada en u$s 1.500 millones, será financiada por una treintena de naciones. “La idea es que el arco tenga una vida útil de un siglo, período durante el cual se remediará la zona”, aseguró Vince Novak, director de seguridad nuclear del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, entidad que administra financieramente el emprendimiento.
Debido al paso del tiempo, los niveles de radiación de Chernobyl (incluyendo las aldeas cercanas y la ciudad de Pripyat, donde vivían casi todos los trabajadores de la central) han descendido bastante durante los últimos años. No obstante, siguen siendo altamente peligrosos, por lo que a nadie extraña que el área continúe estando desierta.
Vale destacar que la enorme cantidad de partículas radiactivas liberadas hace 28 años, durante la explosión y el fuego subsiguiente, provino de apenas 5 Tn del combustible del reactor. En las entrañas del complejo, aún yacen otras 200 Tn de uranio y subproductos sumamente contaminantes.
Muro de hielo
En paralelo a la confección del arco de acero para Chernobyl, el gobierno japonés aprobó la construcción de un muro de hielo subterráneo con el propósito esencial de contener las fugas al mar de agua radiactiva proveniente de la planta de Fukushima. “Hemos confirmado que la posible escala del hundimiento del terreno no sería muy importante. Ése era el efecto secundario que más temíamos acerca de la creación del muro, por lo que todo está dado para que avancemos con la obra”, certificó Toyoshi Fuketa, representante de la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón.
La inédita propuesta contempla la inserción de una línea de tuberías a una profundidad de unos 30 metros, a través de las cuales se inyectará un refrigerante a una temperatura de -40 ºC, lo que congelará los acuíferos subterráneos en contacto con las canalizaciones. La barrera de hielo tendrá una longitud de 1,5 kilómetros y rodeará cuatro reactores para evitar que el líquido altamente radiactivo acumulado en los sótanos de las instalaciones se filtre hacia el exterior y se mezcle con el agua de otros cauces subterráneos.
El proyecto pondría fin a la principal amenaza ambiental que aún subsiste en torno a la accidentada central atómica, afectada por un tsunami el 11 de marzo de 2011, ya que se cree que, cada día, unas 300 Tn de agua contaminada van a parar al océano Pacífico. ›|‹