Dos empresas del rubro minero de origen ruso, Aterra Capital y Solway Investment, comenzaron a mirar a Mendoza con la intención de conseguir la licencia social para los emprendimientos mineros de gran escala. Irán detrás de la activación del plan, porque entienden que a mediano plazo varios factores les jugarán a su favor.
Inversores “no convencionales”, como ya se los reconoce en la Argentina, han comenzado a mirar a Mendoza. Dos empresas del rubro minero de origen ruso, Aterra Capital y Solway Investment, con explotaciones de oro, plata, níquel, cinc y cobre –entre otros minerales–, en varios puntos del planeta, cuando a fines del año pasado decidieron desembolsar los primeros millones de dólares de unos 40 millones que insume la compra del 70 por ciento del paralizado proyecto de cobre de San Jorge, en Uspallata, ya estaban anoticiados de que llegarían a una provincia en donde, el conseguir la licencia social para los emprendimientos mineros de gran escala, les significaría una larga batalla en todos los frentes.
Sin embargo, los rusos parecen ir contra viento y marea detrás de la activación de la mina San Jorge, porque entienden que a mediano plazo varios factores les jugarán a su favor, empezando por el más urgente de todos: la parálisis económica y financiera que se ha apoderado de la Argentina, intuyen, se transformará en el primer punto a su favor como para que, en Mendoza, se comience a debatir más por necesidad que por convencimiento sobre la oportunidad de mirar otros modelos de crecimiento y desarrollo por el desgaste que evidencia la actual matriz económica que mueve a la provincia. Así lo consignó Sitio Andino.
Aquí en Macedonia, la tierra milenaria conocida en el mundo entero como la morada de Alejandro Magno, Solway Investment viene explotando desde el 2001 una mina de cinc que se creía ya sin reservas. A 13 años, los rusos no sólo lograron mantener en producción la mina a lo largo de estos años, sino que además descubrieron más mineral en existencia lo que les ha valido garantizar la explotación por otros varios años más. Presentada como un modelo de gestión a largo plazo, Solway y su socia Aterra en San Jorge, decidieron mostrar el emprendimiento macedónico al gobierno mendocino y a integrantes de la oposición quienes han llegado hasta aquí con dudas y muchas preguntas sobre la sustentabilidad del modelo de explotación que conducen estas compañías y que esperan poner en práctica en Uspallata en los próximos meses.
En Macedonia, los rusos de Solway se han transformado en el segundo gran contribuyente impositivo para un país que busca denodadamente ser reconocido por la comunidad europea como un miembro más, pero que viene luchando en inferioridad de condiciones por la negativa de Grecia a que se le de el estatus que vienen reclamando.