El jueves pasado, la presidente Cristina Kirchner involucró al fondo de inversión Blackstone Group LP con un “ataque especulativo” generado por los “buitres” para desestabilizar al “peso argentino”. Hace pocos meses, sin embargo, el mismo Gobierno había celebrado que Blackstone había confiado en el país al invertir en YPF. Ocurre que ese grupo adquirió más de 3,2 millones de acciones de la empresa energética estatal a través de una de sus empresas afiliadas, GSO Capital Partners. Según Clarín, la presidente difundió sus críticas a Blackstone a través de su cuenta de Twitter, pero no contó que el fondo denunciado era “socio” de YPF. “Hay falta de seriedad en el equipo económico”, dijo al respecto la diputada del Frente Renovador Liliana Schwindt. En mayo pasado, el titular de la petrolera argentina, Miguel Galuccio, dejó trascender que la inversión de GSO en la empresa lo ayudaría a buscar financiamiento internacional. El fondo GSO había comprado parte de las acciones de YPF que en su momento Repsol le había vendido a Morgan Stanley. Al 30 de junio de este año, GSO poseía 3.392.881 acciones de la empresa petrolera nacional. Pero las cosas parecen haber cambiado. Antes de partir hacia Roma para visitar al Papa, la Presidenta denunció a través de su cuenta en Twitter una nueva conspiración de los fondos buitre contra el país. Todo empezó cuando se difundió que la aerolínea estadounidense American Airlines había comunicado que restringiría la compra de pasajes en la Argentina, debido a la falta de certidumbre que tiene la empresa para pasar a dólares los pesos generados por esas operaciones comerciales.