En diciembre de 2012, YPF firmó con Chevron el acuerdo para desarrollar en conjunto el área Loma Campana, con una inversión inicial de 1240 millones de dólares en un año y una proyección de US$ 15.000 millones en los próximos 15. Fue un trabajo metódico por parte del equipo que conduce Miguel Galuccio: las negociaciones duraron meses, fue necesario comprometer la sanción de leyes nacionales para simpatizar a Chevron, como reveló La Nación, y soportar la embestida de la oposición a Cristina Kirchner. Pero el objetivo lo valía. Siempre que puede, Galuccio dice que la Argentina tiene un showcase (un caso para exhibir) que le permite mostrar el potencial de la formación Vaca Muerta, clave en el futuro energético argentino.
El trabajo previo a la firma del acuerdo incluyó la elaboración de los supuestos económicos que luego se tuvieron en cuenta para analizar la conveniencia del proyecto. LA NACION tuvo acceso a ese trabajo, compuesto por varias hojas de Excel con estimaciones con respecto a la inversión, la facturación, la producción y los futuros precios de los hidrocarburos.
Con la baja internacional del petróleo, esas últimas variables cobraron mayor importancia. Para el primer año del proyecto (2013), YPF y Chevron tuvieron en cuenta un precio de US$ 79 por cada barril de WTI, la cesta de los Estados Unidos que habitualmente funcionó como referencia para la fijación de precios en la Argentina. Mientras que para el segundo año del proyecto, es decir, 2014, la estimación fija un precio de US$ 84. Ayer, en una nueva jornada a la baja, el WTI que cotiza en el Nimex de Nueva York cerró a 74,09 dólares, por debajo del precio que previeron YPF y Chevron.
El modelo económico del acuerdo con la empresa norteamericana espera que el precio del petróleo vaya aumentando hasta el quinto año del proyecto: US$ 91,10 el año próximo y US$ 97,50 en el siguiente, hasta llegar a los US$ 102,6, cifra en la que se estaciona.
Bajo el pedido de reserva de su nombre, un ejecutivo del sector petrolero vinculado a Chevron reconoció que es muy difícil que el año que viene se alcancen los valores estimados en las previsiones económicas. A modo de compensación, sin embargo, sostuvo que también es difícil pensar en una baja del precio local del petróleo pese a la caída internacional, salvo que el desplome sea mayor.
Los petroleros conviven desde siempre con la volatilidad del precio del crudo. El mismo Galuccio lo reiteró hace 10 días, cuando presentaba Infinia, la nueva nafta premium de YPF: «Hace tiempo que estoy en esta industria. No me deprimo cuando el precio cae ni me excito cuando sube», sostuvo.