Los empresarios petroleros celebraron ayer el tradicional almuerzo con el que festejan el Día del Petróleo. Lo hicieron con la certeza de que el que termina fue un buen año para el sector, con una mejora de los precios internos del crudo y el gas y con mayor actividad en los yacimientos. Pero también con preocupación por la fuerte caída de la cotización internacional del barril, que erosiona el horizonte de expectativas y complica la rentabilidad a mediano plazo.
Los precios del mercado interno de hidrocarburos están desacoplados de las referencias mundiales. El valor doméstico del crudo que se extrae en Neuquén se mantiene en US$ 83, casi US$ 30 por encima de la cotización en Texas (WTI), que ayer tocó un mínimo de US$ 57,81 por primera vez en cinco años y acumula una baja del 12% sólo en esta semana.
En las sobremesas del salón principal del Sheraton Retiro se comentaba, con cierta sorna, que lo mejor que les pudo pasar a las petroleras privadas fue la estatización de YPF, tan cuestionada en sus formas por el establishment empresario. Es que, a raíz de los compromisos financieros de la compañía que preside Miguel Galuccio –que en las últimas dos semanas sufrió una baja significativa del valor de su acción en Wall Street–, y también por la necesidad de incentivar la inversión para palear la declinación de los reservorios maduros, el Gobierno decidió mantener un valor alto del crudo de manera discrecional. Por eso, cuando a nivel mundial se registró una baja del importe de los combustibles en surtidores, en la Argentina no se modificaron las pizarras. Una nueva paradoja de la era kirchnerista. Así lo consignó Perfil.
“Este año, la industria de los hidrocarburos estuvo muy activa. Estimamos terminar el año con unos 1.300 pozos perforados, 9% más que el año pasado, y 105 equipos de perforación activos, que representan 21% más que el año pasado”, señaló Ernesto López Anadón, presidente del Instituto del Petróleo y del Gas (IAPG). Fue, en definitiva, el único orador del encuentro. El ministro de Economía, Axel Kicillof, canceló su presencia a último momento por el paupérrimo resultado de la colocación de deuda.
Diagnóstico negro. Con todo, las productoras locales están empezando a sufrir los cimbronazos generados por el brusco descenso del precio del petróleo, que cayó más de 40% de junio a diciembre.
Las compañías más afectadas son las radicadas en el Golfo San Jorge. Sucede que las petroleras que operan yacimientos en Chubut y el norte de Santa Cruz extraen crudo pesado de tipo Escalante, que, en buena medida, debe ser exportado porque las refinerías argentinas no están preparadas para destilar esa clase de productos. Por ese motivo, por caso, Pan American Energy (PAE), la segunda petrolera del mercado, debe vender al exterior hasta el 40% de su producción en Cerro Dragón, el mayor yacimiento petrolífero del país.