El tratado, aprobado por el Senado, deberá ser ratificado por la Cámara Baja, junto a dos convenios complementarios referidos a inversión industrial y para infraestructura establecidos entre los gobiernos de ambos países. Al convenio, que fue aprobado por 36 votos afirmativos contra 13 negativos, el oficialismo le hizo un agregado en el recinto para aclarar que la cuestión laboral está regulada por la legislación local donde se ejecuten las obras, el respeto por las actividades lucrativas y la ocupación de mano de obra argentina en los proyectos que se ejecuten en el país. El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Culto, Ruperto Godoy, defendió el acuerdo al señalar que tiene el antecedente el memorándum de entendimiento firmado en 2013. En ese sentido, recordó que uno de los referidos convenios complementarios apunta a fomentar «obras de infraestructura y a fortalecer las inversiones entre ambos países, por el desarrollo común, igualdad y reciprocidad», en áreas como «la comunicacional, el transporte terrestres y portuaria». Y el otro enfoca a la «cuestión industrial, a la cuestión energética, minera, a la agricultura, la distribución de productos agropecuarios», y recordó que en el mundo surgen nuevas zonas económicas y geoestratégicas y que nuevos países, como China, «pasan a ser protagonistas». El radical Juan Carlos Marino cuestionó el acuerdo y puso énfasis en la cuestión laboral, al sostener que los trabajadores argentinos pueden ser perjudicados por el mismo, también dijo que complicará a los países de la región: «Flaco favor le hacemos a nuestros socios del Mercosur con este tipo de acuerdos».