La construcción de grandes proyectos garantiza la llegada de capitales durante el año que viene. Pero los inconvenientes para acceder al mercado cambiario, la imposibilidad de liquidar dividendos y proyectos regulatorios para aumentar la carga impositiva erosionan el horizonte de mediano y largo plazo.
El trazo grueso de la minería durante 2013 no diferirá demasiado en comparación con lo que fue la fotografía del sector en este año. La industria seguirá dinamizando un importante caudal de inversiones apalancadas por la construcción de dos grandes proyectos –Pascua Lama, en San Juan, y Potasio Río Colorado, en Mendoza–, que traccionarán por sí solos desembolsos por alrededor de u$s 13.000 millones en el período 2010-2014. Se espera, además, que Cerro Negro, que prevé la explotación de un yacimiento aurífero en Santa Cruz, transite el año que viene por la etapa más intensa de inversiones, con la instalación de la planta de procesamiento del mineral en la región del Macizo del Deseado, y que empiece la construcción de nuevas minas en varios distritos del país. Integran esa lista Don Nicolás, de Minera IRL, que pondrá en producción un reservorio de oro y plata en Santa Cruz a fines de 2013; Lomada de Leiva, de Patagonia Gold, en la misma provincia patagónica; Lindero, de la canadiense Mansfield, que lanzaría la construcción de una mina de oro en Salta en el segundo semestre del año; y un proyecto de litio en el Salar de Olaroz, en Jujuy, en poder de la empresa Orocobre, entre otros.
“El sector se mantiene con un nivel de actividad importante, en gran medida gracias a la construcción de megaproyectos cuya apertura está prevista para 2014”, señaló Martín Dedeu, presidente de la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM), a este medio. Sin embargo, también ilustran la coyuntura una serie de elementos que enturbian el horizonte a mediano plazo. La nómina es variada e incluye cuestiones de diferente raigambre.
Uno de los puntos que preocupa al sector –al igual que a todos los actores de la economía vernácula– es la inflación que se deja sentir en los costos, en especial en la mano de obra local. Esa dinámica alcista –potenciada por errores de planificación en el estudio de factibilidad que la propia empresa admitió– provocó que Barrick Gold se vea obligada a retrasar la apertura de Pascua Lama y a anunciar un encarecimiento del proyecto de hasta el 60%. “En algunos de los proyectos importantes han existido desfasajes en materia de costos. Por ese motivo, es posible que tanto Pascua Lama como Potasio Río Colorado se demoren un poco más de lo que en principio se pensaba”, indicó Dedeu.
Divisas y cepo cambiario
Este año, la inversión del sector minero orillará los u$s 4.000 millones, según estimaciones de la Secretaría de Minería. Son cifras que representan alrededor de un 50% del total de las Inversiones Extranjeras Directas (IED) en 2012. Para el año entrante se proyectan cifras similares o incluso superiores si, al proyecto binacional de San Juan y al de Vale en Mendoza, se le suman Cerro Negro y alguno más en el norte y el sur del país.
Sin embargo, 2012 dejó algunas novedades preocupantes ligadas al acceso al mercado cambiario. En julio, el Gobierno determinó la obligatoriedad de liquidar en el país las divisas originadas de las exportaciones. Y diagramó un esquema de plazos para cada segmento de exportación (oro doré, cobre, condensados y minerales industriales). La medida generó ruido en la industria, pero más aún inquietó la prohibición de girar dividendos al exterior, una problemática mayúscula si se tiene en cuenta que la enorme mayoría de las mineras son compañías multinacionales.
“Lo fundamental siempre gira en torno a ofrecer un marco de previsibilidad. Como país tenemos que dar una imagen estable, basada en que no haya cambios en las reglas de juego, para dar un horizonte a las empresas que están pensando en la inversión. Si se genera un escenario de incertidumbre por decisiones del Estado, eso desalienta la inversión”, señaló Facundo Huidobro, presidente de la Cámara Minera de Salta.
En la misma línea, Julio Ríos Gómez, titular de Gemera –la entidad que nuclea a las mineras exploradoras–, observó que “la estatización de YPF provocó una desconfianza de los inversores internacionales”. “Tampoco ayuda que se limite el giro de un porcentaje de las utilidades al exterior. Es una medida que genera temor de que vayamos hacia una economía cerrada”, advirtió.
Cargas tributarias
La tercera cuestión que contribuirá a moldear el escenario 2013 de la minería tiene que ver con la intención de algunas provincias de modificar el marco regulatorio de la industria. La iniciativa de las gobernaciones posee una génesis común: los funcionarios identifican a la minería como un sector muy rentable, con espalda para aportar recursos económicos que sofoquen los problemas presupuestarios que son moneda corriente en la mayoría de los distritos del país.
Así, por ejemplo, las dos principales provincias de la Patagonia, Chubut y Santa Cruz, impulsaron proyectos normativos para incrementar la carga impositiva sobre el sector. “Los desembolsos que ya están lanzados van a continuar, pero está claro que estos proyectos que apuntan a modificar la ley en algunas provincias, yendo en contra de la Ley de Inversiones Mineras y del Pacto Federal Minero, van a desacelerar el ritmo de las inversiones”, cuestionó Héctor Laplace, titular de AOMA, el gremio de los trabajadores mineros. “Santa Cruz, Chubut, Mendoza, Río Negro y La Rioja, entre otros, son distritos con inconvenientes. Y no es posible que, en Santa Cruz, el Estado pretenda que las mineras financien los programas de acción social y salud de la gobernación”, disparó.
Para destrabar esa atmósfera hostil en varias latitudes, los empresarios optimistas confían en el rol que pueda jugar la Ofermi, la organización que nuclea a las provincias mineras, creada en febrero de este año. “Será clave conocer la reacción de la Ofemi, a fin de generar consensos con las empresas mineras y evitar que salgan proyectos regulatorios disparatados que no reflejen las posibilidades del sector”, apuntó Dedeu.
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