La foto apretada y sonriente, en el pasillo minimalista de la autoridad minera, refleja a medias el clima de la reunión. Cordial, participativa y democrática pero monopolizada por una precupación: qué hacer con la renta minera.
La moneda está en el aire y no debería descartarse que no haya cambios en el apetito fiscal de la República Argentina. Versión que ya se filtró a las mineras con el fin de tranquilizarlas. Pero que no pone para nada contentas a las provincias.
“Nosotros firmamos lo que quieran pero el tema es qué nos van a dar a cambio”, le han dicho y le dirán las provincias a Cambiemos. Si las regalías no se tocan y si Ganancias es una vaca sagrada, una torre Jenga que donde se toque se quiere caer todo, sólo queda hacer la repartija sobre los débitos y créditos de las mineras, es decir, sobre el impuesto al cheque.
De cada 100 pesos que genera una mina, 80 van a la Nación, y nosotros nos quedamos con el 100% de los problemas, se quejan los funcionarios provinciales.
El consenso federal pasa por cómo redistribuir mejor y evitar que las empresas se hagan un festín dibujando costos inexistentes a los fines tributarios. San Juan cayó en la cuenta de eso bien andada su década dorada y se privó de una buena recaudación, hasta que decidió por gravar la producción en boca de mina de sus tres yacimientos metalíferos.
Previo a la reunión de ayer, el extenso borrador que hablaba de renta, empresas provinciales, regalías, gestión ambiental, participación ciudadana y cierre de minas, entre sus 37 puntos indexados, fue y volvió en rueda de consultas. Los primeros en aplicarse a la tarea de aportar ideas y matices fueron, además de la Secretaría de Minería de la Nación, Mendoza, Neuquén, Córdoba y Buenos Aires. Como en el póker, las de mayor desarrollo metalífero (Santa Cruz, San Juan, Catamarca, Jujuy) han ido diciendo sus cosas después (unas cuantas se escucharon en ésta última reunión).
No será fácil, cómo se ha dicho, porque no todas las provincias tienen expectativas similares. Debajo de Jujuy, afiebrada de litio y pretenciosa de un 20% de Estado en las mineras, está Salta. “Tenemos en perspectiva la mayor inversión minera de la Argentina y no tenemos ni fondos fideicomisos. Por eso, cualquier marco que se acuerde no debe acobardar a las empresas”, dicen los representantes salteños.Más que a su litio, los salteños se refieren a Taca Taca, cuyo US$ 5.000 millones proyectados encandilan y entusiasman.
Tampoco será un paseo, porque ya comenzó el 2017. Lucía Corpacci, ofendida porque recibe 10 veces menosAportes del Tesoro Nacional (ATN)que Gerardo Morales, ya lanzó su calendario electoral.¿La Rioja y Chubut harán lo mismo?.
Mientras todo esto sucede desde la CAEM, Toronto, Vancouver y Melbourne preguntan cómo va eso. No es políticamente correcto expresar antipatías por un nuevo marco para la minería argentina, pero el AFM le quita el sueño a unos cuantos.
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