La baja de precios y el aumento de costos hacen más difícil el desarrollo de Vaca Muerta, cuya explotación es más onerosa que la de los recursos convencionales. Según La Nación, el incremento de los costos por encima, en términos comparativos, del alza de los precios de sus productos -una maldición de la economía argentina según la mirada empresaria- es también la principal amenaza que tiñe los planes de YPF. La petrolera es la mayor compañía del país y el motor que evitó en los últimos años un desplome aún mayor de la producción doméstica de hidrocarburos. En el extenso formulario F-20 que YPF envió el lunes pasado a la SEC, el organismo regulador bursátil de Estados Unidos, la empresa que comanda Miguel Galuccio les avisó a sus inversores y al público en general: «Asumiendo que los precios domésticos para ciertos productos no coinciden con los incrementos de costos (incluyendo aquellos relacionados con el aumento de la valuación del dólar contra el peso argentino) en concordancia con mayores y más complejas inversiones nuestra capacidad para mejorar nuestras tasas de recuperación de hidrocarburos, encontrar nuevas reservas, desarrollar recursos no convencionales y llevar a cabo algunos de nuestros otros planes de gastos de capital pueden estar afectados negativamente». Esto es algo que repercutiría de forma adversa en las operaciones de la empresa y, por lo tanto, en sus resultados. En otros términos: que los costos no están alineados con los precios, algo que complicaría el «desarrollo de recursos no convencionales» como los de Vaca Muerta, cuya extracción es más onerosa que la del petróleo y el gas ordinarios.