La situación de los trabajadores del sector resulta preocupante, según el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina, Héctor Laplace, ya que en lo inmediato no entrarán en operaciones nuevos proyectos de envergadura.
En los últimos tiempos, la industria minera no sólo contribuyó fuertemente con la creación de miles de puestos de trabajo a nivel nacional, sino que también se posicionó como el rubro que paga los mejores salarios del mercado. Sin embargo, la actual coyuntura laboral luce por demás inquietante y las perspectivas para el corto plazo distan de ser las mejores. Así lo cree el secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), Héctor Laplace.
“Hoy la actividad exploratoria es ínfima, sobre todo en el plano metalífero, lo que significa que no habrá nuevos proyectos en marcha en el horizonte cercano. Para entender por qué se llegó a esa realidad hay que tener en cuenta el brusco descenso en el precio internacional de los metales, que por estos días cuestan un 60% menos que hace cuatro años, a lo que debe sumarse el incesante aumento de los costos internos, que oscila en torno a un 30% anual”, puntualiza.
Frente a este escenario, en el que varias mineras están implementando “procedimientos preventivos de crisis” y hay amenazas de despidos, el directivo gremial apunta que todavía no deben lamentarse pérdidas de empleos, pero –por desgracia– tampoco se están creando nuevas fuentes laborales. “La ocupación en el segmento está estancada, lo cual no puede pasar desapercibido. Así como las empresas pretenden reglas estables en cuanto a lo tributario y a lo fiscal, los trabajadores también merecemos estabilidad laboral”, asegura.
Consultado sobre la distribución de la renta minera, remarca que el Estado nacional retiene un 80% de las cargas impositivas que pagan las firmas, al tiempo que las provincias perciben el 20% restante. “Más allá de que la cuestión excede a la AOMA, parece ilógico que un porcentaje tan alto quede en manos de Nación y que las propietarias de los recursos minerales deban contentarse con una proporción tan minoritaria”, señala.
Nuevo contexto
A decir de Laplace, a partir del renovado impulso que otorgaron a la actividad las leyes mineras de los años 90, la AOMA acompañó con firmeza y determinación el proceso de captación de capitales para el desarrollo sectorial. “Desde un primer momento nos animamos a salir al mundo acompañando a las comitivas oficiales para ayudarlas a atraer los fondos con los que se financiaron varias de las iniciativas que hoy están en producción”, recuerda.
No obstante, considera vital dar un golpe de timón para adaptarse a un contexto cada vez más desafiante. “Hace más de 20 años que el país cuenta con un marco normativo y un ambiente de negocios favorable al desarrollo de esta industria. Ya es tiempo de revisar las cosas que se hicieron mal y saldar las asignaturas que siguen estando pendientes”, sostiene.
En ese sentido, juzga oportuno mejorar la comunicación con la sociedad, avanzar en la gestión de los costos y optimizar los estándares de cuidado ambiental, salud y seguridad de los trabajadores mineros. “El añadido de valor a la producción es otro gran reto a sortear”, completa. ›|‹