La devaluación del precio del barril de petróleo puso en estado de alerta al sector energético internacional. El valor del crudo se desplomó 50% en el último año. En el mercado local, si bien la Argentina se beneficia con la caída al ser importador neto de energía, un barril más barato podría embarrar el anhelo de recuperar el tan mentado autoabastecimiento energético en el mediano plazo.
Así lo advirtieron expertos durante un seminario organizado por el denominado Grupo de ex secretarios de Energía que reunió a empresarios y ex funcionarios de la industria. «Si los precios se mantuvieran de ahora en más a u$s 50 el barril y los costos no bajaran, se perforaría el 60% de los pozos de petróleo alcanzados en 2014 hoy se perforan de 80 a 100 pozos por año, por ejemplo, ya que los otros no serían rentables», estimó Daniel Gerold, consultor energético y titular de G&G Energy Consultants, quien junto al presidente de Shell, Juan José Aranguren, expusieron en el primer panel de la jornada para analizar los desafíos en materia energética para los próximos cuatro años. Si esto fuera así, para el consultor, al cabo de dos años la producción de petróleo caería cerca de 12% y a igualdad de demanda de combustibles, la Argentina requeriría importar 50% más de cantidades de producto respecto a ahora.
La producción nacional de hidrocarburos viene en picada en los últimos años y ese declino es el que se esgrime como la principal causa del cepo cambiario, debido a que lo que se produce no alcanza para cubrir la demanda doméstica de energía, por lo que el país tiene que importar miles de millones de dólares anuales. La ecuación deficitaria viene arrojando un permanente rojo en las cuentas públicas, que en 2014 aún con precios más bajos del crudo terminó en u$s 6.800 millones. Así lo consignó El Cronista.
Según cifras oficiales, en enero (último mes relevado) la producción de petróleo descendió un 1,1%, mientras que en gas natural comenzó a registrarse una incipiente mejora y logró avanzar un 1,5%, ubicándose por primera vez por encima de niveles de 2006. Tanto Gerold como Aranguren rescataron en este punto los incentivos que el Gobierno activó con rezago a través del Plan Gas, por el que se subsidia al productor y se le paga u$s 7,5 por millón de BTU, aplicable al excedente de inyección. No obstante, advirtieron que se necesitan planes de estímulo mucho más enfáticos para revertir la tendencia de declino.