La Comisión Chilena de Cobre (Cochilco) entregó el informe “Proyección del consumo de energía y agua en la minería del cobre a 2028”, en el cual prevé un crecimiento de 40% en el consumo del recurso hídrico, principalmente debido a las bajas leyes minerales y cambios en la matriz entre producción de concentrado y extracción por solventes.
Hacia 2028 se espera que las fuentes del agua consumida por la industria tengan una relación uno a uno, donde el consumo de agua continental decrecería 6,3% hasta 11,5 m3y el de agua de mar aumentaría 289,9%, alcanzando los 11,2 m3.
El aumento del consumo de agua de mar se explica por la construcción de una serie de plantas desaladoras asociadas a la producción minera, dentro de las cuales figuran Escondida Water Supply y Spence Growth Project (ambas de BHP), así como las plantas de Codelco Norte (para 2021) y Teck Quebrada Blanca Fase 2 (para 2021).
De hecho, se prevé una caída en el uso de agua continental en Antofagasta de 55%, debido a los proyectos de desalinización en la región.
Al respecto, el director de Estudios y Políticas Públicas, Jorge Cantallopts, comentó que “el uso de agua de mar es una alternativa, pero no podemos olvidarnos que no es neutral ambientalmente, no tiene costo cero y tampoco es simple desde el punto de vista tecnológico”.
En la presentación del informe se señaló que el alza del consumo de agua en el sector minero se debe principalmente a la proyección de aumento en la producción de concentrado, proceso que demanda gran cantidad del recurso hídrico y que se estima aumentará 75% su consumo en diez años. Se proyecta que el proceso de concentración representará un 78,3% promedio del consumo de agua por parte de la minería, en el periodo de estudio.
En el mismo lapso, en tanto, la demanda de agua en el proceso SxEw se reducirá en 51,7%. El uso de agua en mina bajará en 3,5%, mientras en fundición y refinería aumentará 56,4% y 7,4%, respectivamente (en otros procesos crecerá 9,8%).
Paralelamente, se destacó que hoy la minería recircula un alto porcentaje de agua, más del 70%, debido a la escasez de ésta en la zona norte.
En relación con el consumo eléctrico de la minería del cobre, el estudio de Cochilco proyecta un nivel de 29,2 TWh hacia 2028, con un crecimiento de 38% en diez años, a un ritmo promedio anual de 2,7%. En un escenario máximo, se espera un consumo de 35,2 TWh.
Respecto de la potencia eléctrica requerida para satisfacer el consumo eléctrico esperado, se estima un crecimiento de 3,5 veces para el sistema SING –que suministraría el 60% del requerimiento- y de unas 12 veces para el sistema SIC entre 2018 y 2028. Ello implica agregar una capacidad de generación de electricidad de 1.177 MW en los próximos diez años. (Cabe señalar que para efectos de este estudio se consideraron los sistemas eléctricos por separados, antes de su interconexión en uno solo).
Al igual que con el recurso hídrico, el proceso de concentración es aquel que más energía consume y se estima que pasará de consumir el 53% en 2017 a 66% en 2028, del total de la energía utilizada por el sector minero. En cambio, los procesos de lixiviación experimentarán una caída desde 5 TWh en 2017 a 1,8 TWh en 2028, pasando de representar un 24% a un 6% del total.
Se prevé que el proceso de uso de agua de mar tendrá un aumento de su consumo desde 1 TWh en 2017 a 3,4 TWh en 2028. Con esto, proyecta Cochilco, a fines del periodo éste será el proceso de mayor intensidad en consumo energético después de la concentradora.
En relación al tipo de proyecto, se destacó que aquellos de expansión, reposición y especialmente los nuevos, pasarán de representar el 14% del consumo en 2017 al 55% en 2028.
La Región de Antofagasta seguirá liderando el consumo de energía en la industria minera, seguida por Atacama, la cual se espera que a partir de 2024 aumente en 12%; Tarapacá, que probablemente no mostrará variaciones; y O´Higgins, respecto de la cual se proyecta una disminución de 6% en su participación.
Fuente: LatinoMinería
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