Preocupado por los problemas de caja y las dificultades para hacer frente al costo de la importación de energía, el Gobierno analiza volver a encarar tras las elecciones de octubre la antipática tarea de reducir subsidios a los consumidores de luz y gas, una iniciativa que dejó inconclusa en sus últimos dos intentos.
El tema comenzó a debatirse en los últimos días en la comisión que fiscaliza las inversiones en hidrocarburos, liderada por el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y de la que también participan los secretarios de Energía, Daniel Cameron, y de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Se trata del órgano que más pesa a la hora de definir cuestiones vinculadas con la energía en general, más allá del petróleo y del gas.
Una fuente oficial al tanto de las discusiones y con acceso frecuente a ese cónclave, que pidió reserva de su nombre, lo puso en estos términos, en diálogo con La Nación: «Después de octubre hay que retomar el debate por la quita de subsidios». Tanto en el Ministerio de Planificación, que conduce Julio De Vido, como en el de Economía, circulan estudios sobre la composición de los subsidios.
Uno de esos trabajos, que será presentado a la comisión luego de las elecciones para su debate, indica que el Estado gastará este año entre 12.000 y 15.000 millones de pesos en subsidios al gas y la electricidad para sectores de alto poder adquisitivo.
«Esa cantidad se podría recortar sin afectar la demanda y, por lo tanto, la economía», completó el funcionario. No se trató de una aclaración ingenua.
Hasta ahora, los puntales del kirchnerismo que defienden la política de subsidios sostienen que está en línea con la intención de mantener cargados los bolsillos de los consumidores para que vuelquen sus ingresos al mercado interno. De acuerdo con el estudio que circula en despachos oficiales, el recorte previsto a los sectores de mayor poder adquisitivo que no entraron en los recortes hechos hasta ahora no afectaría la economía.
Desde 2009, el peso de los subsidios se constituyó en un lastre muy pesado para una economía que dejó de transitar las aguas calmas de los años anteriores. En 2012, el último año del que hay registros completos, el Gobierno destinó $ 61.896 millones a subvencionar el consumo de gas y electricidad.
El número es enorme. Representa un 85% del superávit de la balanza comercial del año pasado (US$ 12.419 millones al dólar oficial, de $ 5,85), un ítem que Moreno defiende con ahínco mediante las restricciones a las importaciones y el reclamo constante a empresarios para que produzcan más en el país.