Una y otra vez, el presidente de Shell, Juan José Aranguren, repitió que hasta el 30 de junio hablará en nombre del cargo que aún ocupa en la empresa que le dio trabajo, según las palabras que él mismo utilizó, durante las últimas tres décadas. Pero la promesa que se hizo a sí mismo -no lanzarse públicamente a la arena política en público- hizo equilibrio en medio de las palabras que eligió ayer el ejecutivo. «Tenemos una oportunidad de cambiar las cosas en octubre, probablemente en noviembre y en diciembre», le dijo Aranguren a un auditorio colmado de empresarios, ex funcionarios y académicos.
Ocurrió ayer, en un seminario organizado por el grupo de ex secretarios de Energía, habitualmente muy críticos de la gestión del Gobierno. Por primera vez, Aranguren se puso un atuendo que merodeó entre el empresario que fue hasta ahora y el político en el que, muy posiblemente, se transforme cuando llegue la próxima administración a la Casa Rosada.
El jefe de Shell, el empresario que más se enfrentó al Gobierno en los últimos 12 años, sacó varias frases de su exposición de libros más relacionados con la política que con el sector privado. Citó en dos ocasiones al ex presidente Arturo Frondizi para mostrar cómo la necesidad de reglas de juego claras y estables era y es una necesidad para atraer inversiones, y tomó prestadas algunas ideas de El hombre mediocre, de José Ingenieros. Ambas intervenciones alimentaron el sostenido aplauso que recibió el titular de Shell al final de su exposición.
Más tarde, el ejecutivo se excusó de dar mayores precisiones sobre su futuro cuando se vaya de la petrolera, pero dio pistas muy concretas. «Puedo decir a quien voté, no a quién voy a votar. Voté a Elisa Carrió. Creo que el grupo en el que ella participa, con Macri [Mauricio] es el que puede proponer un cambio», resumió según consignó La Nación.
Aunque su presentación fue más conceptual que práctica, recayó en sus ideas habituales. La más importante: hoy la energía es el problema mayor de la economía argentina (incluido el cepo cambiario), pero por el mismo motivo parte sustancial de la solución.
A su lado estuvo Daniel Gerold, un asesor muy consultado por temas vinculados con el petróleo, el gas y la electricidad. Gerold recordó que, pese a los aumentos de precios de los combustibles el año pasado (por encima del 40%), la demanda no se retrajo de manera notoria. Por lo que, si los consumidores siguen la misma lógica, un eventual aumento de las tarifas eléctricas (Edenor y Edesur atraviesan una situación delicada por el congelamiento) tampoco repercutiría en una caída muy pronunciada del consumo. Su conclusión: «A mediano plazo la demanda de energía va a seguir en aumento aunque se la quiera moderar. Por eso, si la Argentina quiere crecer, alguien la va a suministrar», sostuvo.