El crédito de US$ 1970 millones que requerirá la represa hidroeléctrica neuquina Chihuido I para su construcción sigue siendo objeto de reuniones y discusiones en la mesa chica del Gobierno. Y en la última semana, a los encuentros que mantuvieron representantes de los ministerios de Economía y Planificación se le agregó un actor externo relevante: la consultora KPMG.
Designada por el Banco de Desarrollo y Asuntos Económicos Exteriores de Rusia (Vnesheconombank) para intentar destrabar la ingeniería financiera de Chihuido I, KPMG envió a su director de Infraestructura, Guillermo Ferraro, a las dos cumbres que, primero en Buenos Aires y luego en Neuquén, mantuvo con el subsecretario de Recursos Hídricos Eduardo Bortolozzi , con otro funcionario de Planificación, Alejandro Lauría, con emisarios del Ministro de Economía Axel Kicillof, y con representantes de la consultora medioambiental Sors.
Si bien desde el comienzo el Gobierno se mostró reticente a la designación de un auditor internacional, la entidad bancaria rusa, que controla la administración del presidente Vladimir Putin, observó la documentación presentada por las autoridades argentinas y dispuso el ingreso de KPMG. En una carta enviada el 2 de junio, solicitó al ministro de Planificación Julio De Vido, y al consorcio que se preadjudicó la obra, liderado por Helport, una empresa de Eduardo Eurnekian, la especificación de algunos puntos centrales del proyectos como la Tasa Interna de Retorno (TIR), la inflación proyectada y un estudio de impacto ambiental y social, según publicó El Inversor Online.
La respuesta oficial a la información exigida por el banco ruso dejó al descubierto serios incumplimientos, por lo que Planificación y el consorcio que obtuvo la licitación tendrán tiempo hasta finales de este mes para ponerse en regla. El Gobierno apuntaba a que el banco ruso girara la primera partida del financiamiento para Chihuido I en septiembre, pero debido a esta demora será muy difícil que se logre ese objetivo.
Además de Helport, el consorcio al que se le adjudicó la obra lo integran las empresas nacionales Panedile, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino, y la española Isolux Ingeniería. Afuera, por ahora, quedaron las rusas Power Machine e Inter Rao.
La licitación de Chihuido I se cayó dos veces en los últimos cinco años. La última, por supuesta falta de financiamiento, fue el año pasado, cuando el Gobierno canceló una preadjudicación a favor de una UTE liderada por Electroingeniería, con OAS, CPC (Cristóbal López) e Hidrocuyo.