Mientras Paraguay renegocia los envíos de Yacyretá
Amén de ser el principal proveedor de gas, el país del Altiplano ahora busca inyectar energía eléctrica al mercado local. Los uruguayos tienen planes de esa misma índole, y –al igual que los chilenos– proyectan venderle LNG a la Argentina.
Incluso los expertos energéticos más optimistas reconocen que la pérdida de la autosuficiencia hidrocarburífera argentina se profundizará a lo largo de los próximos años. Como mínimo, avizoran, hasta la puesta en valor a gran escala de los recursos no convencionales de Vaca Muerta.
Este escenario representa una buena oportunidad a corto y mediano plazo para tres países vecinos: Bolivia, que no se conforma con ser el principal proveedor de gas natural, sino que también tiene previsto suministrar electricidad; Uruguay, que planea comercializar sus excedentes de energía eléctrica y gas natural licuado (LNG, por sus siglas en inglés), y Chile, que prontamente estará en condiciones de enviar ese recurso gasífero a este lado de la Cordillera.
La idea más ambiciosa es la de Bolivia, que pretende destinar a la Argentina una parte de la energía eléctrica que produzca Termoeléctrica del Sur, planta que hoy está construyendo en el Gran Chaco, dentro del departamento de Tarija. Así lo anticipó el ministro boliviano de Hidrocarburos y Energía, Juan José Sosa, quien participó del reciente lanzamiento de la obra.
“El consumo interno de Tarija es de 50 megawatts (Mw), pero con esta central se generarán 160 Mw, por lo que podríamos exportar alrededor de 110 Mw a la Argentina o a otro país que lo requiera. Seguramente podremos hacerlo antes de fin de año”, puntualizó.
En el mismo complejo, además, la nación del Altiplano instalará una megaplanta separadora de líquidos que estará entre las tres más importantes de toda Latinoamérica. Según datos de la estatal YPFB, ésta tendrá una capacidad de procesamiento de 32,19 millones de metros cúbicos (m3) de gas natural por día, con los que podrá producir diariamente unas 3.144 toneladas métricas (Tnm) de etano, 2.247 Tnm de gas licuado de petróleo (GLP), 1.044 barriles estándar de isopentano y 1.658 unidades de gasolina natural.
Otras iniciativas
A fines del año pasado, el récord de consumo eléctrico registrado en el país obligó a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) a comprar energía uruguaya, tal como confirmó la Administración del Mercado Eléctrico (ADME) charrúa. El Gobierno nacional minimizó la trascendencia de la operación, al enmarcarla en un “convenio de cooperación” que ambos países mantienen desde hace décadas.
No obstante, el director de Energía de Uruguay, Ramón Méndez, confía en que los despachos de electricidad a Buenos Aires se tornen cada vez más habituales. “Con la expansión de nuestro parque eólico contaremos con más de 1.000 Mw de procedencia eólica que se sumarán a nuestra histórica producción de energía hidráulica”, destacó.
A ello deben sumarse las negociaciones de YPF para importar LNG desde Puntas de Sayago, una planta regasificadora ubicada frente a las costas de Montevideo que estará operativa a fines de 2015. Construida por Gas de France (GDF), la central tendrá capacidad para producir 10 millones de m3 diarios del recurso (es decir, el doble de lo que consume Uruguay).
Aumentar la producción de LNG será una de las prioridades energéticas de Chile, según adelantó el flamante ministro de Energía trasandino, Máximo Pacheco, sobre la base del plan de acción que preparó para la presidenta Michelle Bachelet.
A partir de la ampliación de la terminal de Quintero, el vecino país –que dejó de recibir gas argentino de manera definitiva desde 2011 (aunque los recortes venían de unos años antes)– se ilusiona con la posibilidad de proveerle a su ex proveedor.
De hecho, el gerente general de GasAndes –propiedad de la francesa Total (56,5%), CGC (17%), Metrogas (13%) y Gener (13%)–, Raúl Montalva, explicó que la iniciativa podría ser técnica y económicamente viable. “Con una inversión de u$s 4
millones, podríamos revertir la dirección de un gasoducto que pasa cerca de Mendoza y enviar el recurso a la Argentina, que seguirá teniendo un marcado déficit gasífero durante los próximos años, sobre todo en invierno”, señaló. ›|‹
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¿Yacyretá? Recalculando…
La revisión del Tratado de Yacyretá y la planificación de nuevos proyectos para ampliar el funcionamiento de la central hidroeléctrica binacional son, por estos días, ejes centrales de la agenda energética que comparten la Argentina y Paraguay.
Una Comisión Especial de técnicos de ambas naciones se encuentra estudiando el Tratado. Vale remarcar que, pese a tener el derecho de quedarse con un 50% de la energía generada, los paraguayos sólo consumen un 5% de ésta. En ese sentido, exigen –entre otras cosas– una recomposición de la tarifa que paga la Argentina por ese 45% ocioso.