A pesar del optimismo del ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Luis Alberto Sánchez, en sentido de que los contratos se cumplen y los volúmenes de compra de Brasil no disminuirán, un reporte del Ministerio de Minas y Energía de Brasil sostiene que se importa Gas Natural Licuado (GNL) ante el incremento de la demanda interna en el vecino país. Brasil mantiene en 24 millones de metros cúbicos (MMmcd) el volumen del energético que le compra a Bolivia.
Así también lo reflejó en su blog el analista del sector de hidrocarburos Mauricio Medinaceli, quien señaló que los volúmenes enviados por Bolivia están (curiosamente) cercanos al volumen del llamado «take or pay».
De esa manera, los mercados para el gas boliviano transitan hacia menores volúmenes de demanda, debido a la mayor producción local o, como el caso de Brasil, importando más GNL de ultramar. Uno de los proveedores que está en la lista es Estados Unidos. Importaciones brasileñas del producto son cada vez más crecientes.
«Uno podría pensar, que esta mayor importación se debe a que esta fuente es mucho más competitiva que el gas boliviano, es decir, es un gas “más barato”. Pero ésa no parece ser la razón, pero observamos que el precio del gas boliviano en Brasil está muy cercano al precio de importación del producto», señala Medinaceli.
Sin embargo, admitió que es muy difícil de construir una realidad a partir de cifras generales de otro país y la ausencia (casi completa) de información en Bolivia, pero es útil conocer que Brasil tiene otras opciones a la importación de gas natural desde Bolivia, desde la producción propia hasta la importación de GNL.
En su momento, el geólogo y exsecretario de Hidrocarburos de la Gobernación boliviana de Santa Cruz, José Padilla, dio una cifra necesaria para que los resultados en exploración tengan un relativo éxito: inversión de 8.000 millones de dólares anuales, sólo en esta tarea.
Mientras que el Ministerio de Hidrocarburos, a través de un boletín de prensa, señaló, en su momento, que la inversión para enviar gas alcanzó a u$s 5.000 millones en los últimos años entre ductos y explotación principalmente.
Entretanto, el analista de hidrocarburos de la Fundación Jubileo, Raúl Velásquez, señaló que la actual administración no tiene una política de reposición de reservas, y que los megacampos (San Alberto, Margarita) están en plena declinación.
Por su parte, el consultor privado energético Boris Gómez Úzqueda, y el analista del sector Hugo del Granado coincidieron por separado, que el dinamismo del mercado del gas ha cambiado.
Eso se debe a que las reformas impulsadas por los nuevos gobiernos de Argentina y Brasil han permitido a la inversión privada a aumentar la producción e incursionar en el mercado. Del Granado señaló que los cambios de gobierno aceleraron las reformas para liberar a los mercados y sacar a las empresas estatales; «lo que buscan es apertura de mercados».
El uso del fracking muestra una vez más que el atraso boliviano, según Gómez Úzqueda, no sólo es por ausencia de reservas sino de inversiones y la falta de desarrollo de la tecnología para la industria.
Como en la última década no hubo inversiones a escala en Bolivia, no se descubrieron nuevos reservorios ni se consolidaron nuevos mercados.
Fuente: La Razón