Caras largas en el universo de Axel Kicillof

Mariana Matranga entró el lunes en su despacho a las 13.40 muy irritada. No era un buen día para la secretaria de Energía: la exasperó hasta un cigarrillo apagado que vio en uno de los ceniceros que escoltan el ascensor del 8° piso del Palacio de Hacienda. ¿Quién había estado fumando en un edificio libre de humo? Silencio. ¿Sería Marcelo Echagüe, director de Administración del área? ¿O Paulo Farina, subsecretario de Energía Eléctrica? Echagüe y Farina fuman a veces cerca de las ventanas. Pero a Matranga no la motivaba en realidad una campaña antitabaco, sino razones de índole político-personal: habían pasado 12 horas de conocerse los resultados de las elecciones y empezaba a insinuarse, para ella y para toda la tropa de Axel Kicillof, la posibilidad de una retirada de la gestión pública.

Nada que no estuviera pasando en otras áreas. Por ejemplo, en el Ministerio de Economía. «Esto está muy mal acá: caras de terror, nadie fue a la conferencia de prensa de Scioli en el NH. Todos muy nerviosos», contaron desde allí. «Hay varias cocheras vacías», agregó un funcionario de línea.

Matranga fue más evidente después, cuando en esas oficinas atestadas de afiches de Néstor y Cristina Kirchner hablaron de Mauricio Macri y ella se acordó de Juan José Aranguren, posible secretario del área si Cambiemos triunfa en el ballottage. «¿Ustedes se quejan de mí? Si yo soy jodida, no saben lo que es Aranguren de jodido: es un perro. Van a tener que laburar.» Se lo decía a empleados, no todos ellos entusiastas del modelo productivo de acumulación con matriz diversificada e inclusión social. El lunes, por ejemplo, el nombre de uno de los grupos de WhatsApp que los reúne cambió en homenaje al estado de ánimo: «Caras del día después», tituló un gracioso.

Ese día, fuera de programa, llegó también una convocatoria para una reunión de funcionarios multitudinaria que, a las 15, en el piso 25° de la torre de YPF, condujo Nicolás Arceo, director de Finanzas de la petrolera. Arceo, uno de los hombres de mayor confianza de Kicillof, pidió allí respaldar a Scioli de manera «explícita». Más allá de las diferencias que puedan existir con el gobernador, dijo, la alternativa será infinitamente peor.

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