A un año de la nacionalización de la empresa, YPF obtuvo en el primer trimestre del añomenos gas, menos petróleo y ganancias más moderadas que en la misma etapa de 2012 -el último período completo de la gestión de la familia Eskenazi y Repsol-, según informó ayer la empresa a la Comisión Nacional de Valores (CNV). La petrolera local registró en los primeros tres meses del año ganancias por 1258 millones de pesos, un 2,8% menos que el año pasado. El tropiezo adquiere mayor relevancia si se toma en cuenta que la inflación de los últimos 12 meses, en torno al 24% de acuerdo con números de consultores privados, disminuyó el valor del peso. La performance operativa también decayó. La producción de crudo de la empresa, la mayor del país en su rubro, bajó un 0,7%, mientras que la caída en su oferta de gas tropezó un 3,7 por ciento. Hay algunos números positivos. YPF remarcó que aumentó en más de un 100% las inversiones en el primer trimestre, hasta los 4282 millones de pesos. También hubo un incremento en las ventas de productos refinados al mercado interno. Su facturación, en tanto, creció un 25,5 por ciento, hasta los 18.634 millones de pesos. La anterior controlante de YPF, la española Repsol, también presentó resultados ayer en Madrid. Sus ejecutivos reconocieron en ese marco, por primera vez desde la estatización de la empresa, que estaría dispuesta a aceptar como pago por el 51% de las acciones que le fueron quitadas algo distinto de un reembolso en efectivo, como reclamó desde que perdió la empresa. Así lo expresó Miguel Martínez, CFO de la compañía española, en una conferencia telefónica con los inversores en el marco de la presentación de los resultados del primer trimestre. Ante la insistencia de los asistentes sobre cuáles son las expectativas con respecto a un pago por YPF, el ejecutivo respondió: «Si es posible, [queremos] dinero en efectivo». Pero deslizó que «instrumentos financieros» con una alta liquidez podrían ser «la segunda opción». En la misma respuesta, Martínez dio dos definiciones: por un lado, mostró algo más de flexibilidad en relación con una eventual negociación con la Argentina, dado que hasta ahora Repsol reclamó 10.500 millones de dólares en efectivo por la expropiación de su antigua filial local. Pero también, sin decirlo, rechazó cualquier propuesta que pretenda pagarles con activos físicos, según publicó La Nación.
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