A diferencia de lo ocurrido en la Argentina, el vecino país retiró de la Cámara de Diputados una propuesta presentada hace cuatro años para prohibir la realización de ciertas actividades mineras en glaciares y zonas aledañas.
La minería chilena recibió con beneplácito la caída del proyecto de Ley de Glaciares que la expresidenta Michelle Bachelet había elevado a la Cámara de Diputados en 2014, con el objetivo de establecer protecciones específicas y prohibir el desarrollo de ciertas actividades productivas.
El retiro de la propuesta fue solicitado por la exministra de Medio Ambiente, Marcela Cubillos, quien aseguró que las masas de hielo en lo alto de la Cordillera de los Andes deben quedar sujetas a protecciones más generales para áreas ambientalmente sensibles. La funcionaria, quien fue sustituida por Carolina Schmidt en el mes de agosto, anticipó que no se destinarían recursos a la financiación de la ley, por lo que ésta quedó descartada en la Comisión de Hacienda.
En reemplazo de la normativa postulada por Bachelet, el gobierno de Sebastián Piñera tiene en carpeta un proyecto de ley de 85 páginas que no fija medidas puntuales para preservar los glaciares ni los considera áreas protegidas.
Desde la óptica de Piñera, alcanza con la regulación general del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), cuyo propósito esencial es defender la diversidad biológica a partir del establecimiento de parques o reservas nacionales. En base a datos del Servicio Mundial de Vigilancia de los Glaciares, Chile dispone de 24.114 de esos cuerpos helados, es decir, un 82% del total existente en Sudamérica. La mayoría de éstos se ubica en cercanías de alguna mina. No obstante, un 70% de la actividad minera que tiene lugar dentro del territorio chileno se desarrolla en zonas donde no hay glaciares.
Para la nación vecina, la extracción de cobre constituye el principal bastión económico. Con una producción cercana a los 5,6 millones de toneladas (Tn) anuales –volumen que equivale a casi un tercio de la producción mundial–, Chile es el mayor productor cuprífero del planeta.
Otras voces
Para Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, la protección de los glaciares y de otros activos ambientales amerita una legislación más racional y razonable que la descartada. “En lugar de cuidar las masas de hielo, esa propuesta tenía como objetivo oculto impedir que se desarrollara la minería”, criticó.
A su entender, un glaciar en sí mismo no constituye un área protegida. “Las autoridades deben buscar un equilibrio sensato entre el sector productivo y la sociedad civil porque todo Chile no puede ser declarado parque nacional”, advirtió el empresario. Distinta es la visión de Francisco Ferrando, docente de la Universidad de Chile. “Retirar el proyecto de ley es muy peligroso y representa una enorme amenaza para los glaciares en el corto, mediano y largo plazo. Si no hay protección, los que están cerca de las minas o proyectos de expansión serán eliminados”, auguró el especialista.
Desde su perspectiva, resulta absolutamente necesaria una nueva ley que tome el proyecto de ley original y lo mejore, cuidando los glaciares, pero también el ecosistema y la atmósfera que los rodea. “Estas masas heladas ayudan decisivamente a mitigar los efectos del cambio climático”, completó. ›|‹