La optimización del uso del agua en Chile ha ido ganando protagonismo en la industria minera en el último tiempo. Esto, producto de la escasez de dicho país y la alta demanda por este elemento por parte de la industria.
El escenario chileno empeora en lugares como la cuenca hídrica del salar de Atacama, en donde la extracción de agua supera en más de 1.700 litros por segundo las recargas naturales que tiene la zona, según el modelamiento hidrogeológico realizado por la consultora internacional Amphos 21.
Es por esto que la industria minera del país limítrofe ha impulsado con fuerza la recirculación del recurso hídrico, así como la utilización de agua salada extraída desde el océano para utilizar en sus operaciones.
El último informe de Cochilco sobre el consumo del recurso hídrico por parte de la industria indicó que las proyecciones para 2028 apuntan a que el uso del agua de mar alcance los 11,2 metros cúbicos (m {+3}) por segundo. Si esto se concreta, significaría un alza de hasta un 290% versus los 2,9 m {+3} por segundo consumidos en 2016.
Respecto del uso del agua continental, su utilización podría caer en hasta un 6,3%, pasando de los 12,3 m {+3} por segundo en 2016 a 11,5 m {+3} por segundo el 2028.
Pese al cambio de conducta de las mineras tendiente a reutilizar el agua, permitiendo una mayor disponibilidad para otros usos, el informe de Cochilco advierte que esto no resuelve el problema de la calidad del recurso, pues el reciclaje eleva su carga contaminante.
“Si bien el uso de agua de mar aparece como una solución estratégica a la escasez hídrica existente en el país, se deben también considerar los potenciales impactos al medio ambiente marino, por lo que es necesario tener una mirada integral que siga otras fuentes de reciclo de agua, tal como uso de aguas grises o de descarte de tratamiento de aguas servidas, además de nuevas técnicas que reduzcan ese potencial impacto”, aseguran.
Desde el Consejo Minero apuntan a que el contexto en el que se desarrolla la industria los ha impulsado a buscar nuevos métodos para proveerse del recurso y a sustituir paulatinamente el uso de agua continental.
De todos modos, el presidente ejecutivo del gremio, Joaquín Villarino, comentó que “es importante considerar que para realizar el proceso de desalinización y, principalmente, para la impulsión del agua hacia las faenas mineras, se requiere de mucha electricidad, la que hoy para la industria tiene altos costos, representando en promedio un 11% del gasto operacional. Esto hace que no sea financieramente viable para todos los proyectos mineros, en particular para los más alejados de la costa y a mayor altura”.
El estudio que reveló la sobreexplotación de la cuenca hídrica del salar de Atacama nació de la iniciativa del comité de minería no metálica, dependiente hasta hace unos meses de la Corfo y que pasó a manos del Ministerio de Minería. Sin embargo, esta administración decidió terminar su operación, ya que según explica el subsecretario de Minería, Pablo Terrazas, esta entidad ya cerró su objetivo.
“El comité deja de funcionar este año porque ya cumplió con su cometido, porque expira la razón por la cual se creó, que era coordinar información y hacer propuestas, y el trabajo e información que ellos culminaron nos lo harán llegar de aquí a fin de año con todos los antecedentes correspondientes”, dijo Terrazas. La autoridad señaló que serán el Sernageomin, la Dirección General de Aguas y el Servicio de Evaluación Ambiental los que tendrán que pesquisar el buen uso de los recursos hídricos.
Fuente: El Mercurio