A pesar de la reciente turbulencia, la economía global parece bastante resistente, al menos eso es lo que los inversores en metales están señalando. En el curso de cerca de cuatro semanas, el Reino Unido votó por romper con la Unión Europea, hubo un golpe fallido en Turquía y Donald Trump cimbró al establishment del Partido Republicano al convertirse en su candidato presidencial nominado. En vez de tomar estos acontecimientos como signos inquietantes, los fondos de cobertura se están metiendo en el mundo del cobre, que depende del crecimiento. Los fondos y otros gestores de dinero triplicaron con creces sus apuestas a avances del precio del metal la semana pasada. Todo esto tras dos años de sostenida caída de su cotización internacional. El motor que alimenta esta perspectiva optimista es China, el mayor consumidor de metales del mundo. Las importaciones de cobre del país en el primer semestre alcanzaron un récord histórico, mostraron datos aduaneros la semana pasada. El sector de bienes raíces creció más rápido que la economía en general en el segundo trimestre. La construcción representa cerca de 30% de la demanda global de cobre, según Wood Mackenzie Ltd , según publicó El Mostrador. “A partir de un horizonte de inversiones de cinco años, creo que el cobre es absolutamente fascinante porque no hay una oferta suficiente que esté entrando como para satisfacer incluso un ambiente de crecimiento moderado de la demanda”, dijo Clive Burstow, gerente de inversiones en recursos de Baring Asset Management Ltd. en Londres. “China sabe que necesita acumular reservas para poder abastecer su mercado. Sabe que el mercado del cobre avanza hacia un déficit de largo plazo”.