Científicos de Y-TEC ya están midiendo el potencial mareomotriz de la Argentina

Un hito para la historia de la ciencia y la tecnología de la Argentina». Así lo definieron las autoridades nacionales que ayer anunciaron en el edificio de YPF en Puerto Madero, la exitosa colocación de dos boyas «meteoceánicas» sobre el estuario del Río Gallegos y en la desembocadura del Estrecho de Magallanes, en la provincia de Santa Cruz, que permitirán estudiar el potencial del Mar Austral Argentino como nuevo recurso renovable para la generación de energía. Según deslizaron, el objetivo es que, en un lapso de diez años, un 15% de la energía del país sea renovable.
La energía mareomotriz la aprovechan quienes tienen diferencia de marea, y son muy pocos países en el mundo. La primera experiencia fue en La Rance, Francia, hace más de 50 años, y sigue funcionando. Y-TEC (la empresa de investigación y desarrollo creada por YPF y el CONICET en 2012) comenzó la búsqueda propia con esta iniciativa, que durará tres años y que –indicaron– será «un nuevo paso en pos de la soberanía energética nacional». Así lo publicó Tiempo Argentino.
Más de 50 especialistas de ámbitos científicos, tecnológicos, logísticos y administrativos trabajaron durante varios meses, desde que se aprobó el proyecto hace poco más de un año, hasta que en la tarde del pasado 2 de diciembre, el buque Lenga zarpó del muelle Presidente Illia de Punta Loyola, en Santa Cruz, hacia el interior del estuario del Río Gallegos para colocar la primera boya: la AXYS, de origen canadiense. Al día siguiente, en Cabo Vírgenes, el mismo buque fondeó la boya WAVESCAN, de procedencia noruega y diseñada para aguas más profundas, de entre 600 y 1000 metros, y adaptada para condiciones climáticas severas.
Las boyas, adquiridas por 2,5 millones de dólares, poseen dos landers (estructuras de soporte) que descienden con instrumental para medir las características del agua de mar, la dirección y la velocidad del viento y las olas; presión atmosférica y amplitud; humedad y temperatura; datos que serán compartidos con una red de satélites geoestacionarios. «Esto es un hito, por el potencial energético que tenemos en nuestra costa argentina. Dejamos de hablar de energía mareomotriz para empezar a trabajar en energía mareomotriz», aseguró Gustavo Bianchi, director general de Y-TEC.
Una vez obtenidas las «grillas» con la dirección y el flujo de las corrientes y mareas, y las mejores alturas del agua en las que obtener mayor velocidad, se colocarán las turbinas, que darán el factor de carga. Una turbina hidrocinética la están fabricando junto con la empresa nacional INVAP, para la generación eléctrica a partir de corrientes marinas. En este caso es una «chica, de 4 kilovatios de potencia», informó Bianchi. Como la velocidad del flujo de la corriente es constante, el sistema es sencillo. Se colocaría una turbina y, arriba, el generador, de ahí la importancia de conocer antes cuál es el factor de carga, la potencia y la eficiencia. Bianchi previó que el factor de carga alcance un 80%, o sea, que de cien días trabaja 80, más eficiente que la enegía eólica, que genera 40 días sobre 100, y la hidráulica, que es del 65 por ciento.
«Una vez que tengamos eso, podemos plantar turbinas más grandes, arriba de 25 megas. Nuestra zona de energía del mar es muy alta, podríamos llegar a tener arriba de 10 mil megavatios de potencia. Los estudios podrán confirmar estos datos.» Según explicó Bianchi a Tiempo Argentino, la instalación de la primera turbina comenzará «en la segunda mitad del año próximo», y la idea a largo plazo es que, en al menos diez años, la Argentina tenga un 15% de su matriz energética ocupada por energías alternativas, como la eólica o la solar. En el caso de la energía mareomotriz, depende de la condición ambiental que tenga la costa. Y el país es privilegiado en ese sentido: «Si tengo que construir un estuario para buscar el agua y que después se derrame, es mucho más caro que si baja y crece sobre el mismo río, como en Punta Loyola. Es una condición ideal que tiene la Argentina, en otro lado no está. En el caso de las corrientes marinas, en el Estrecho de Magallanes hablamos de arriba de cinco nudos. Es enorme la velocidad. Otro lugar parecido a este no hay», acotó el titular de Y-TEC.

 

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