Punta de lanza de los no convencionales en la Argentina
YPF extrae 21.000 barriles diarios de shale oil, el equivalente al 18% de toda la producción de crudo de Neuquén, el principal distrito productor del país. Junto con Chevron, lleva invertidos u$s 3.000 millones en 24 meses, con lo que Loma Campana es el mayor proyecto de upstream de la historia.
Por Nicolás Gandini
El siguiente es un ejercicio hipotético. Hay que situarse 10 años atrás y hacer una encuesta entre directivos de la industria petrolera para determinar qué tecnología debería aplicarse para frenar la caída de la producción de crudo en Neuquén, la mayor provincia productora de hidrocarburos de la Argentina.
La preocupación es lógica: corre 2005 y la oferta de la provincia patagónica viene en caída desde 1998 por séptimo año consecutivo. Casi con seguridad, la posibilidad de poner en explotación los recursos no convencionales de la cuenca habría pasado desapercibida para la mayoría de los consultados. Y esto es, al final del camino, lo que terminó ocurriendo.
En 2014, Neuquén logró –tras 16 años de caída ininterrumpida– elevar la producción de petróleo. Y lo hizo fundamentalmente por el aporte de shale oil (petróleo de arcillas) que YPF extrajo junto con Chevron desde Loma Campana. El presidente de la petrolera nacional, Miguel Galuccio, lo bautizó con un nombre dinástico: lo llama el primer showcase de petróleo no convencional de la Argentina.
En enero de 2015, Vaca Muerta, una de las formaciones shale de la cuenca Neuquina, produjo 104.373 metros cúbicos (m3) de shale oil. Unos 655.000 barriles de crudo (bbl), el 18% de la extracción total de crudo de la provincia gobernada por Jorge Sapag. La enorme mayoría proviene de Loma Campana, donde YPF –la mayor productora del upstream local, controlada por el Estado– operó, en promedio, 21.177 bbl/día de shale oil, según datos oficiales de la gobernación de Neuquén.
En perspectiva
La cifra no alcanza todavía a incidir de manera significativa en el plano nacional. La extracción no convencional representa apenas un 4% de la oferta total de crudo de la Argentina, que ronda los 550.000 bbl/día. Pero el shale sí deja una huella importante en materia de actividad e inversión. En Neuquén, se desembolsaron en Vaca Muerta más de u$s 3.500 millones en los últimos dos años, un 50% de la inversión total recibida por la provincia.
“YPF tomó el desafío de iniciar el camino de la explotación de los yacimientos no convencionales, con la promesa y el riesgo que eso trae aparejado. Desde el lanzamiento del proyecto piloto en Loma Campana en 2013, hemos avanzado muchísimo en eficiencia operativa y en el conocimiento del reservorio”, precisó Miguel Galuccio, CEO de la petrolera reestatizada.
“Aunque los números de inversión son importantes, recién estamos dando los primeros pasos. El objetivo es promover inversiones por u$s 100.000 millones en los próximos 10 años. Para eso, debemos incentivar la incorporación de nuevos jugadores al upstream de hidrocarburos”, completa, en la misma línea, el gobernador de Neuquén, Jorge Sapag, en diálogo con El Inversor Energético & Minero.
La magnitud del despliegue generado por Vaca Muerta también queda reflejada en la cantidad de equipos activos. El shale emplea 35 equipos de perforación de un parque total de 54 unidades operativas en Neuquén. En esa línea, un dato adicional: si se contemplan los pozos colocados en tight sands, en 2014 por primera vez en la historia se perforaron más pozos con objetivo de no convencionales que convencionales: 309 contra 239, según la estadística neuquina. Es una excelente fotografía para entender el cambio de paradigma que se vive hoy en la región.
YPF es el principal motor de esa transformación: la petrolera que conduce Galuccio perforó ya más de 290 pozos en Vaca Muerta, con una producción diaria de 20.800 bbl/día de shale oil y 2,6 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día) de shale gas, de acuerdo con estadísticas oficiales de enero.
La compañía –que cubre un 40% de la oferta nacional de hidrocarburos– lideró en los últimos tres años una pequeña revolución en la localidad de Añelo, la puerta de entrada a Loma Campana. La cantidad de trabajadores dedicados de manera directa e indirecta a ese emprendimiento supera las 3.000 personas. En tanto que son 29 las unidades de drilling perforando en el área, casi un 25% de las empleadas a nivel nacional (133).
Hasta mediados de marzo, YPF llevaba perforados más de 295 pozos (182 en 2014) en Loma Campana, la mayoría de ellos verticales, aunque esa estrategia va camino a cambiar en el futuro (ver “La apuesta tecnológica que viene”), dado que la petrolera logró identificar sweet spots por medio de la perforación de pozos horizontales. Y está evaluando tres horizontes distintos a través de pozos de delineación.
Para poner en blanco sobre negro el peso de Loma Campana: en términos del capital intensivo que demanda, se trata, ni más ni menos, de uno de los mayores proyectos de upstream de la historia argentina. Lanzado en 2013, contempla una inversión total de u$s 16.000 millones hasta 2047 aunque, en rigor, un 60% de ese presupuesto –alrededor de u$s 10.000 millones– debería estar desembolsado en 2019.
Reducción de costos
Aun así, a tono con la crisis internacional del crudo –y a pesar de que en la Argentina mantuvo el valor del shale oil local en torno a los u$s 80–, el foco de YPF para este año estará puesto en la reducción de los costos efectivos de los pozos horizontales de Vaca Muerta, según explicó a El Inversor Energético & Minero un directivo de la empresa, que prefirió la confidencialidad.
La producción actual de YPF en Vaca Muerta supera los 41.200 barriles equivalentes de petróleo (boe), si se contempla el aporte gasífero de Loma Campana. Además, la petrolera tiene en marcha un proyecto piloto de gas de esquisto (shale gas) en el área El Orejano, que prevé la perforación de pozos verticales y horizontales. El emprendimiento –del que también participa la norteamericana Dow– obtuvo resultados positivos en su fase inicial, en especial de las perforaciones horizontales que registraron una producción inicial cercana a los 200.000 m3/día del fluido. Unos 7,10 millones de pies cúbicos de gas.
Plan de acción
No obstante, el desarrollo de shale gas tiene por ahora un lugar marginal. La gran apuesta de YPF sigue siendo el shale oil de Loma Campana. La operadora está tratando de capear el temporal internacional –tal como lo graficó Galuccio hace algunos meses–, a fin de defender la inversión prevista en el proyecto. Según explicó el presidente de la petrolera, los desembolsos en el play oscilarán este año entre los u$s 1.000 y los 2.000 millones en función de los resultados que arroje la instrumentación de nuevas tecnologías de perforación.
La meta es alcanzar en 2017 una producción de 35.000 bbl/día de shale oil. Para eso se deberá avanzar en el know-how del modelo de factoría con el que está desarrollando Vaca Muerta. No es una tarea sencilla, porque Loma Campana es el primer –y único– cluster de explotación comercial de petróleo no convencional de la Argentina. Es, en los hechos, el primer desarrollo masivo de shale oil fuera de Estados Unidos. Por eso, los directivos de YPF advierten que aún resta transitar un buen recorrido de la curva de aprendizaje que exige la explotación óptima de este tipo de yacimientos no convencionales. ›|‹
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Loma Campana en números
- Prevé una inversión total de u$s 16.000 millones. Desde 2013 se invirtieron u$s 3.000 millones.
- La producción actual de shale oil orilla los 21.000 barriles diarios.
- En el proyecto operan 29 equipos de perforación, un 25% del parque total de unidades de drilling activas a nivel nacional.
- Se perforaron 295 pozos en el play no convencional.
- La oferta de shale oil representa un 20% de la producción total de petróleo de Neuquén.
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