En septiembre, las exportaciones de combustibles y energía declinaron 30% en comparación con un año atrás, mientras que las importaciones de combustibles y lubricantes disminuyeron 8,7 por ciento. El saldo del mes fue negativo en 207 millones de dólares. De acuerdo con Infobae, si bien en valores absolutos el resultado deficitario del sector energético fue sensiblemente inferior al promedio de los ocho meses previos, en términos relativos mantuvo la tendencia severamente contractiva a un ritmo que más duplica al del año anterior. Ese bajo impacto negativo del mes fue clave para determinar que el saldo de la balanza comercial agregada registrara el último mes un superávit de u$s 849 millones, similar al registrado doce meses antes. Fue la combinación de exportaciones que reportaron ingresos por u$s 6.995 millones, con suba de 3% e importaciones que ascendieron a u$s 6.146 millones, con avance atenuado de 4,1 por ciento. Una de las malas noticias que trajo el desempeño de las operaciones comerciales con el resto del mundo fue que mientras el promedio de los productos exportados acusó una baja de precios de 6%, los bienes comprados en el resto del mundo se encarecieron 3 por ciento. Es lo que los economistas comienzan a definir como un cambio en los vientos favorables para el país que caracterizaron a la mayor parte de los últimos 10 años. De todas formas, el impacto de esos movimientos de las cotizaciones internacionales de las materias primas y de los productos terminados sobre el saldo comercial fue ínfimo, gracias a que el conjunto de los exportadores lograron aumentar las cantidades vendidas.