Los problemas energéticos fueron una constante en el gobierno kirchnerista. La inauguración de obras que quedaron a mitad de camino tienen un largo historial en la gestión de Cristina Kirchner. En Santa Cruz, donde descansa fuera del poder, la ex Presidenta convive con la usina de Río Turbio que, desde el 30 de noviembre, dejó de operar por falta de carbón, algo que Julio de Vido –responsable durante doce años de Planificación Federal– aseguró que nunca ocurriría. Además, el Gobierno aún le adeuda $ 700 millones a la constructora Isolux Corsan al no aprobar las certificaciones de obra.
Más silenciosa que lo normal, la única caldera que Cristina Kirchner logró inaugurar de la usina térmica, se apagó el 30 de noviembre. La falta de carbón producido por Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) fue la causa principal que obligó a la empresa a detener los 120 Mw que estaba generando. En medio de un conflicto gremial y por las dificultades operativas que presenta YCRT, la responsable de extraer 112.320 toneladas mensuales de carbón que demanda la usina, se informó a Cammesa hace más de 20 días que la caldera debía apagarse. Así lo consignó Clarín.
La obra que promete generar 240 Mw cuando las dos calderas estén en funcionamiento, se inició en 2007 con un costo de US$ 700 millones, según cifras oficiales. Este año, en medio de la campaña, Cristina inauguró la primera de las dos calderas. “Si alcanzamos la meta de los 2 millones de toneladas de carbón y colocamos en venta las 800 mil restantes (el excedente de lo que se necesita para que la usina funcione a pleno), el 50% –unos US$ 20 millones– será un bonus por productividad para los trabajadores”, había prometido. Nunca se logró abastecer plenamente la primera caldera que cumplirá un mes sin generar energía.