En contra de las aspiraciones de fondo de Cristina Kirchner, el viaje de la Presidenta a Paraguay para reunirse ayer con su par Horacio Cartes sólo terminó siendo un acto de entrega del mobiliario que el mariscal guaraní Francisco Solano López había dejado en Entre Ríos antes de la Guerra de la Triple Alianza. La jefa del Estado se volvió con las manos vacías: no pudo cerrar un acuerdo por el cobro de una vieja deuda que Asunción tiene con Buenos Aires por más de US$ 6000 millones por la construcción de la represa binacional Yacyretá.
Ni la presencia en Asunción de buena parte del gabinete argentino y de seis gobernadores kirchneristas pudo atemperar los ánimos del gobierno de Cartes para arrancarle un compromiso de pago de fondos frescos que la Argentina hoy necesitaría para solucionar sus problemas domésticos y el frente externo que tiene con los fondos buitre. El giro de la deuda paraguaya por Yacyretá deberá esperar un tiempo más, pese a la premura de la Presidenta.
Cristina Kirchner entregó los muebles de Solano López al presidente de Paraguay en un acto solemne. En ese contexto, expresó a su anfitrión su deseo de que «estos lazos indisolubles de amistad que nos unen nos impulsen hermanados hacia un futuro común y venturoso para nuestros pueblos».
Antes, ambos presidentes habían mantenido un encuentro de una hora y media en el palacio Mburuvicha Roga. Y según comentaron a LA NACION testigos de la reunión, el clima en el encuentro no se correspondió con el buen ánimo que ambos presidentes intentaron escenificar en público.
La falta de un acuerdo por la deuda de Yacyretá, sumada a las quejas de Paraguay por las trabas que impone la Argentina a las importaciones de productos, opacó buena parte de la jornada. El ministro de Economía, Axel Kicillof, había intentado en vano hace dos semanas arribar a un acuerdo para asegurarse un pago inicial de la deuda, pero no hubo caso. «Se estancó todo y ahora volverá a negociarse», dijo a La Nación un funcionario cercano a Cartes. La situación es compleja: Paraguay reconoce como colaboración por la construcción de la represa US$ 6300 millones, pero la Argentina reclama más de US$ 15.000 millones por los intereses acumulados. Asunción no toma como válido esos intereses porque considera que fueron pagados con producción de la represa.
Para arribar a un acuerdo se estableció una comisión especial binacional desde que Néstor Kirchner y Duarte Frutos estaban en el poder. Pero hasta ahora no hay acuerdo.
Las palabras de Cristina Kirchner trataron de suavizar el malestar del gobierno argentino, pero fueron elocuentes. «Si no hubiera sido por nuestro gobierno, Yacyretá no estaría terminado», dijo la Presidenta. Insistió en que antes que presentar problemas se deben plantear soluciones. «No hay mejor acción de gobierno que resolver las cosas y seguir haciendo más», dijo Cristina Kirchner. Hace dos semanas una comitiva paraguaya, encabezada por el canciller Eladio Loizaga, estuvo en Buenos Aires para lograr un acuerdo con el ministro de Planificación, Julio De Vido. Sin embargo, este funcionario los derivó de inmediato con Kicillof. A partir de allí, no hubo acuerdo posible.