En el marco de la 59ª conferencia del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el ministro de Planificación, Julio De Vido, señaló ayer que sólo faltan pocos detalles para firmar el contrato final de la cuarta central nuclear a construirse con financiamiento chino, tarea para la que se necesitará la intervención del Ministerio de Economía en el cierre de las condiciones de financiamiento. La novedad fue que, a propuesta china, no solo se cerrará el contrato por la cuarta central, sino también el acuerdo marco para dar inicio a las negociaciones por la quinta, de la que todavía no se decidió el emplazamiento. Si bien en la delegación nuclear argentina que acompaña al ministro creen que la firma será en octubre, De Vido prefirió hablar del “próximo trimestre”.
Los montos a financiar son importantes. La cuarta central de agua pesada, un reactor tipo Candú con capacidad de generación de 800 megavatios, es una obra de 5800 millones de dólares, los que ingresarían en un plazo de cinco años a partir del momento de la firma del acuerdo de financiamiento. En el caso de la quinta central, con tecnología de uranio enriquecido y agua liviana, con capacidad de generación de 1000 megavatios, el monto a financiar es de 7000 millones de dólares. Se trata de un ingreso de divisas cuya contraparte en términos de balanza de pagos será que en algún momento habrá que devolver capital e intereses. Al mismo tiempo, se espera para la cuarta central una participación de empresas argentinas por el 70 por ciento del valor de la obra. La quinta central, al tratarse de una tecnología nueva en la matriz local, tendrá un componente de importación mayor, no del 30, sino del 50 por ciento.
Siempre en materia de balanza de pagos debe tenerse en cuenta que uno de los principales aportes a la reaparición de la escasez de divisas en los últimos años fue, precisamente, la importación de combustibles fósiles para generación eléctrica. Esta generación es deficitaria por doble vía. La más importante es la importación de combustibles. La segunda; los millonarios subsidios a la generación. Al respecto, De Vido consideró que el costo de generar 1800 megavatios con combustibles fósiles sumaría 15.800 millones de dólares en 22 años. La ecuación indicaría que solamente con el ahorro de las importaciones de combustibles de poco más de dos décadas se pagaría el capital y los intereses del financiamiento de las dos centrales, según publicó Página 12.
Ante una consulta de este diario, el ministro rechazó que se haya perdido el autoabastecimiento. A su juicio, la ausencia de importaciones fue un “autoabastecimiento trucho”. “Hablar de autoabastecimiento energético con el 53 por ciento de las personas bajo la línea de pobreza y con el 23 por ciento de desocupación es de una truchez (sic) inusitada”, afirmó. “En el 2003 se exportaban 20 millones de metros cúbicos diarios de gas a Chile”, gracias a un excedente generado por la profunda recesión de un lustro, con empresas locales cerradas. En 14 años de exportaciones, Argentina le hizo a Chile una transferencia gigantesca. “Si ellos hubiesen tenido que quemar carbón o gasoil para generar la misma energía que generaron con nuestro gas, hubiesen gastado 20 por ciento de su Producto Bruto Interno”.