A fines de 2011 cuando el viceministro de Economía, Axel Kicillof, puso en marcha una intervención ad hoc del manejo del área energética del Gobierno, que hasta entonces funcionaba bajo la órbita del Ministerio de Planificación, que dirige Julio De Vido, una de las primera decisiones que implementó fue designar a Juan José Carbajales, hombre de La Cámpora, como director y subgerente general de Enarsa, a fin de auditar los crecientes gastos de la empresa estatal de energía, que se encargaba de la importación de gas desde Bolivia y de LNG por barco. Carbajales, un abogado y politólogo formado con honores en la UBA y con una maestría en la Universidad Austral, se desempeñaba como jefe de Legales de la también estatal Ebisa (Emprendimientos Energéticos Binacionales) y como docente de esa casa de estudios, según el detalle del currículum de Linkedin subido por el propio directivo. Carbajales desembarcó en Enarsa en enero de 2012 con apenas un par de colaboradores y desde entonces, se dedicó a seguir de cerca los pasos a Exequiel Espinosa, presidente de la empresa estatal, que responde ciegamente a Julio De Vido. Con el paso de los meses logró controlar algunos puestos estratégicos, como la gerencia de Administración, que tras la salida de Ricardo Cabrera -hombre de Planificación- ocupó Gastón Ghioni, otro sociólogo de La Cámpora que responde a Carbajales, y la jefatura de Compras. La reestructuración interna de Enarsa impulsada por Kicillof fue tolerada en silencio por Espinosa -y por los hombres de Planificación- mientras duró la excelente llegada del viceministro de Economía a la presidenta Cristina Kirchner. Pero ahora, cuando esa relación parece haberse enfriado, losladeros de De Vido lanzaron una embestida restauradora. Por orden de Espinosa -uno de los pasajeros del avión en que viajó el valijero Antonini Wilson-, se transfirieron bajo la órbita de la subsidiaria Enarsa Servicios-una sociedad con Invap, que está exenta del alcance de Carbajales- buena parte de los contratos de Enarsa, la empresa madre. “El disparador fue el atraso en el pago a proveedores, dado que a algunas empresas de servicios contratadas por Enarsa no se les paga desde noviembre del año pasado”, explicó un colaborador directo del presidente a El Inversor Online. “Por eso, se decidió transferir la mayoría de los contratos de operación y mantenimiento bajo el paraguas de Enarsa Servicios”, agregó. No se trata de una cuestión figurativa. Enarsa Servicios pasó a controlar los fondos de las obras de ampliación de la ex refinería Rhasa para aumentar la capacidad de destilación de combustibles y de la planta de inyección de propano aire (PIPA), que produce gas natural sintético (SNG) que se inyecta en las redes de distribución y que en el corto plazo comenzará a producir combustibles para barcos (HFO). La iniciativa de Espinosa prevé, además, darle competencia sobre los proyectos de construcción de lascentrales termoeléctricas Brigadier López, de 420 megawatt (Mw) en Sauce Viejo (Santa Fe), y Ensenada de Barragán, de 560 Mw, en las afueras de La Plata. También quitaría bajo el área de influencia de Carbajales la UTE con Gas & Petróleo, la petrolera provincial de Neuquén, en el yacimiento Aguada de Chañar, donde se descubrieron reservas de petróleo y gas que en el corto plazo podrían comenzar a ser explotadas comercialmente. “El equipo de Carbajales sólo se quedó con el manejo de fondos para solventar la importación de gas boliviano y de LNG, un área que controlada, en rigor, por YPF, que se encarga de las licitaciones de las cargas metaneras”, señaló un directivo de la empresa. Por ese ítem, el año pasado salieron del país US$ 4.697 millones, más de lo que pagó el país por los compromisos de la deuda externa. “La intención es que el resto de los emprendimientos los controle Enarsa Servicios”, añadió.
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