La novedad parece positiva y va en el sentido que reclamaba el sector productivo: por decisión de Axel Kicillof, a partir de diciembre el 10% de cada litro de nafta que se despache deberá ser de bioetanol, un combustible renovable elaborado en base a caña de azúcar o maíz. Pero nadie festejó la buena noticia, porque el ministro de Economía, quien además ocupa una silla en YPF, alteró las formas para calcular los precios del biocombustible, supuestamente con el objetivo de abaratar los costos de la petrolera.
La mezcla entre nafta y bioetanol se inició en 2010 con la oferta de los ingenios azucareros y fue creciendo lentamente. Hasta ahora llegaba a 8%, pero los fabricantes del biocombustible metían presión para elevarla, con el argumento de que había bastante capacidad ociosa, en especial desde que en 2013 comenzaron a producir las primeras grandes fábricas del biocombustible de maíz, según publicó Clarín.
A esa demanda respondió positivamente la Resolución 44 de la Secretaría de Energía, que fue publicada ayer en el Boletín Oficial. La firmó Mariana Matranga, una ingeniera química que trabajaba en YPF, que responde a Kicillof, y que en julio pasado reemplazó al ex secretario Daniel Cameron.
Así, la decisión oficial -que eleva gradualmente el porcentaje de corte hasta llevarlo a 10% a partir de diciembre próximo-, ensancha un 20% el negocio de los fabricantes de bioetanol. Pero entre los fabricantes nadie festejó por las dudas que les generaron otros artículos de la resolución. Son básicamente los que establecieron c omplejas fórmulas para establecer los precios a que los compradores (las petroleras) comprarán el combustible renovable a sus proveedores (los ingenios y las plantas de maíz).