Aranguren afirmó que el “precio sostén” del barril de crudo en el mercado local no será menor a US$ 55 en el 2017, y manifestó que para la industria petrolera “lo mejor es competir”.
Por eso estimó que “en pocos meses, la industria petrolera deberá encontrar el precio de equilibrio con los mercados internacionales”, al hablar en el marco de la celebración delDía del Petróleo,en un hotel del centro porteño.
“Este año se generó una situación en la que había empresas a las que les sobraba el crudo y otras que importaban. A eso, la industria misma lo quiere ordenar y la idea es que a partir de valores que hoy están alrededor de US$ 60 el barril para la cuenca neuquina alcance un precio de equilibrio con el internacional asumiendo que va a estar en US$ 55 probablemente hacia mediados de 2017”, indicó Aranguren.
Subrayó que “lo que se discute con la industria es cómo hay una continuidad en el proceso de la baja de ese precio hasta alcanzar la paridad internacional”.
“Cuando se alcance la paridad internacional, el mismo acuerdo lo va a prever, pasados 15 días, se libere y no sea necesario un precio sostén, salvo que baje nuevamente. Y en ese caso, se va a dejar un precio sostén de US$ 55 para la cuenca neuquina y de US$ 47 para el crudo Escalante”, dijo el ministro, quien aseguró que “lo vamos a redactar, va a quedar por escrito”.
Además, puntualizó que “estamos hablando de precios en dólares, y el crudo se paga en pesos”, por lo cual remarcó que cuando se hace una operación “hay que multiplicar por el tipo de cambio del día anterior”.
Entonces afirmó que “puede ocurrir que el precio del crudo baje en dólares, pero suba en pesos”, y estimó que eso “dependerá de cómo sea la evolución de la devaluación y de la inflación”. Recordó que “el tipo de cambio establecido por el Presupuesto nacional para el año que viene es de $ 17,98 por dólar”.
En ese sentido, sostuvo que “esto implica que puede compensarse la baja en dólares con la suba en pesos”. Aranguren se refirió también a las naftas y los gasoil, y precisó que “la inflación terminará en 40% este año, mientras los combustibles aumentaron 31%”.
En consecuencia destacó que “hay un retraso entre el incremento de los combustibles y los precios promedio de la economía”. De todos modos rechazó que el próximo aumento vaya a ser de 8%, y remarcó que “eso está en los diarios. No salió de mi boca. No dije eso en ningún momento”, remarcó.
Antes de hablar con la prensa, el ministro dirigió unas palabras al auditorio de más de 500 empresarios del sector petrolero, y aseguró que “la demanda energética seguirá requiriendo de los esfuerzos de todos”. Explicó que “una parte de la energía requerida es importada, como consecuencia de erróneas políticas que supimos consentir y no corregir”.
“Tenemos la posibilidad de revertir esta situación. Se necesita inversión, reglas de juego claras, seguridad de precios, previsibilidad y mayor competencia”, aseguró el ministro, quien remarcó que “el fin de 2016 nos encuentra ante un mercado de petróleo que está en paridad con el valor internacional”.
Aranguren afirmó que “la industria está haciendo los deberes para ordenarse y encontrar en pocos meses un equilibrio con los mercados internacionales, que sea para nos separarse más de los mismos. Y el gobierno nacional garantiza que no va a hacer nada para que ello ocurra”.
“Lo mejor es competir. Esto se aplica a biocombustibles y al gas. Esa es la única forma de premiar la eficiencia y lograr una industria cada vez más fuerte y competitiva”, concluyó el funcionario. Además, puntualizó que “estamos hablando de precios en dólares, y el crudo se paga en pesos”, por lo cual remarcó que cuando se hace una operación “hay que multiplicar por el tipo de cambio del día anterior”.
Entonces afirmó que “puede ocurrir que el precio del crudo baje en dólares, pero suba en pesos”, y estimó que eso “dependerá de cómo sea la evolución de la devaluación y de la inflación”. Recordó que “el tipo de cambio establecido por el Presupuesto nacional para el año que viene es de $ 17,98 por dólar”.
En ese sentido, sostuvo que “esto implica que puede compensarse la baja en dólares con la suba en pesos”.
Aranguren se refirió también a las naftas y los gasoil, y precisó que “la inflación terminará en 40% este año, mientras los combustibles aumentaron 31%”.
En consecuencia destacó que “hay un retraso entre el incremento de los combustibles y los precios promedio de la economía”.
De todos modos rechazó que el próximo aumento vaya a ser de 8%, y remarcó que “eso está en los diarios. No salió de mi boca. No dije eso en ningún momento”, remarcó.
Antes de hablar con la prensa, el ministro dirigió unas palabras al auditorio de más de 500 empresarios del sector petrolero, y aseguró que “la demanda energética seguirá requiriendo de los esfuerzos de todos”.
Explicó que “una parte de la energía requerida es importada, como consecuencia de erróneas políticas que supimos consentir y no corregir”.
“Tenemos la posibilidad de revertir esta situación. Se necesita inversión, reglas de juego claras, seguridad de precios, previsibilidad y mayor competencia”, aseguró el ministro, quien remarcó que “el fin de 2016 nos encuentra ante un mercado de petróleo que está en paridad con el valor internacional”. Aranguren afirmó que “la industria está haciendo los deberes para ordenarse y encontrar en pocos meses un equilibrio con los mercados internacionales, que sea para nos separarse más de los mismos. Y el gobierno nacional garantiza que no va a hacer nada para que ello ocurra”.
“Lo mejor es competir. Esto se aplica a biocombustibles y al gas. Esa es la única forma de premiar la eficiencia y lograr una industria cada vez más fuerte y competitiva”, concluyó el funcionario.
El discurso de Lopez Anadon
Nuestra industria ha crecido a partir de la permanente incorporación de tecnología, lo que le permitió desarrollar reservas en zonas que antes nos parecían inaccesibles. Gran parte de esa tecnología se desarrolló para la protección y conservación del medio ambiente, minimizando la impronta que toda actividad humana conlleva. Gracias a estos avances, se pudo acercar energía a la creciente población mundial. Entendemos que el costo de este crecimiento demográfico es un cambio permanente en el clima de la Tierra que puede tener efectos muy negativos en diferentes regiones. Por eso deben fomentarse las actividades que permitan mitigar estos efectos. Por ejemplo, en el caso de refino se está trabajando con productos cada vez más elaborados que dan como resultado menores emisiones en su uso. También, a través del desarrollo tecnológico se consiguió explotar nuevos recursos de gas natural, los llamados no convencionales, combustible que emite la mitad que el carbón. El gas natural también le da flexibilidad a los sistemas de generación de electricidad, permitiendo la incorporación masiva de fuentes renovables, lo que permitirá reducir aún más la emisión de gases de efecto invernadero y llegar a la meta de no superar el aumento de temperatura media por encima de los dos grados. Como ejemplo doy el caso de los Estados Unidos: gracias al desarrollo masivo del tight gas y del shale gas, se pudo desplazar al carbón como principal combustible en la generación de energía eléctrica, permitiendo a ese país bajar sus emisiones y estar en capacidad de firmar los acuerdos internacionales para mitigar el calentamiento global. De haberse difundido antes el uso del gas, en vez del carbón, utilizado aún hoy por la mayoría de los países desarrollados y el principal responsable de la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, hoy probablemente estaríamos lejos del problema del calentamiento global y tendríamos más tiempo para tomar medidas como una mayor incorporación de renovables. Argentina por suerte, tiene grandes extensiones útiles para la instalación de energía eólica o solar y además está muy bien posicionada porque usa gas natural en vez de carbón. Por eso es uno de los países con menores emisiones relativas. Sin embargo, aún falta trabajar mucho en el uso racional y eficiente de la energía, materia pendiente en nuestro país desde hace muchos años, pero que es un tema de aplicación permanente en la mayoría de los países y uno de los medios más importantes para la reducción de emisiones. Nuestro Instituto lleva varios años educando en las escuelas primarias y últimamente en el secundario acerca del uso racional de la energía.
Celebramos también que ahora el Estado Nacional, a través del Ministerio de Minas y Energía esté implementando planes para lograr en la población el uso eficiente y racional. En muchos casos en acciones conjuntas con nosotros. Si queremos continuar en esta senda, aprovechando nuestros recursos tanto hidrocarburíferos como la energía solar y la eólica, vamos a tener que expandir el uso del gas natural. Nuestras proyecciones para los próximos veinte años muestran que de una demanda actual promedio de 135 Mm3/d, se llegará a una de más de 230 Mm3/d con picos invernales de 290 Mm3/d. Esto se deberá a la incorporación de más de cinco millones de usuarios al sistema que hoy no tienen acceso a la red. Y también a la incorporación de 11.000 MW de generación de fuentes renovables, principalmente eólica y más de 20.000 MW de generación térmica a gas. Por consiguiente, habrá que invertir cerca de 30.000 millones de dólares en los próximos 15 años en la expansión de las redes de transporte y distribución, en su mantenimiento, confiabilidad y seguridad y en la modernización de los sistemas actuales incorporando nuevas tecnologías. En este proceso es fundamental la normalización del ENARGAS, hoy ya casi un hecho, luego de más de trece años de intervención. Asimismo es de extrema necesidad la regularización tarifaria, que en forma transparente se está llevando a cabo, a través de Audiencias públicas y los controles establecidos en la ley. Las empresas reguladas deben también recuperar la facultad de contratar libremente con los productores, como establece la ley y la regulación vigente. Esto permitirá que las licenciatarias de transporte y distribución puedan llevar a cabo las inversiones necesarias. Para poder abastecer esa demanda, y compensar el fuerte declino de la producción de gas convencional, Argentina tiene hoy una gran oportunidad en el desarrollo de los recursos no convencionales de gas natural de la cuenca neuquina. Con lo hecho hasta el momento, el gas no convencional representó en septiembre el 22% de la producción total. Pero esto se ha logrado con gran esfuerzo y en algunos casos con tasas poco atractivas. Esto muestra que el desarrollo de este recurso no será una tarea fácil. La cuenca es muy extensa y el conocimiento actual de cómo es o será su comportamiento está limitado a una pequeña superficie, la que está en explotación, lo que aumenta el riesgo geológico. En Estados Unidos, luego de varios años de explotación, se llegó a la conclusión que por lo menos 40% de las fracturas realizadas no eran económicas. Estos recursos requieren de la aplicación de alta tecnología y de una actividad intensiva que permita paso a paso conocer las características del reservorio para bajar el riesgo de explotación, pero también de una permanente mejora de la eficiencia en la operación que permita una reducción de costos tal que haga esta explotación rentable. Es decir, será necesaria una gran actividad de perforación, que de una masa crítica necesaria para bajar costos y riesgos geológicos. Esto implicará la contratación de personal calificado, profesionales, técnicos y operarios. Para ello se deberá ampliar la actual infraestructura municipal.
Será necesaria la expansión de los servicios básicos de infraestructura económica y social que demandarán las empresas operadoras como los proveedores de bienes y servicios para los trabajadores y sus familias. También habrá que construir nuevas rutas, ferrocarriles, plantas de tratamiento, cañerías de conducción, centros de acopio, como asimismo ampliar la capacidad de los gasoductos y redes de distribución en todo el país. Calculamos que se necesitará invertir unos 20.000 millones de dólares al año, durante un período muy prolongado. Todo esto dará un importante incremento en el empleo directo, indirecto e inducido. Hemos calculado entre 50/60.000 puestos directos a incorporarse y si tomamos las obras de infraestructura esta cifra podría alcanzar los 100.000 puestos de trabajo.
Esto traerá aparejados muchos beneficios para el país:
-Fuerte aumento de la recaudación nacional y provincial.
-Disminución de importaciones, posibilidad de exportar y ahorro de divisas.
-Un impacto en el PBI nacional de entre 1 y 3 puntos de crecimiento productivo.
-Generación de infraestructura nueva que puede ser aprovechada por otras actividades.
-Mayores inversiones en petroquímica.
-Flexibilidad para la introducción de renovables.
Para llegar a esto aún hay mucho trabajo por delante:
Por ejemplo, hoy perforar acá cuesta casi el doble que hacerlo en Estados Unidos.
Muchas son las razones
-Hay que mejorar la eficiencia y flexibilizar la contratación laboral.
Sin esto se anulan los beneficios de la incorporación de tecnología.
Por ejemplo, un equipo de perforación acá se opera con 36 personas, mientras que en los Estados Unidos solo se necesitan 16. El mayor costo horario de la mano de obra local agrava este cuadro.
-Altas cargas impositivas y con estructura regresiva que atentan contra la inversión.
-Cortes de ruta en muchos casos por razones que nada tienen que ver con la actividad que desarrollamos.
-Altos costos de los suministros y servicios nacionales, por encima de los internacionales y si se quiere importar, las tasas aduaneras y costos de internación encarecen en mucho al producto.
-Adicionalmente, la infraestructura con que hoy contamos está al límite ya para la actividad actual, y por ende no soportará su incremento, que calculamos puede duplicar, solo en la Cuenca, la actividad actual en todo el país.
Hoy partimos con un precio del gas natural igual al costo de importación. Pero, para el arranque de un proyecto de esta envergadura, dónde está casi todo por hacerse, se van a necesitar de condiciones especiales, como se hizo para promover con éxito la generación eólica, como ser la amortización acelerada, eliminación de retenciones, revisión de regalías e Ingresos Brutos y Tasas Municipales, entre otras. Esto nos permitirá alcanzar un nivel de actividad adecuado, que permita bajar los costos lo antes posible, para alcanzar en cinco a siete años la curva de demanda, para que comience la competencia gas a gas dentro del país. En ese momento, la industria deberá tener un grado tal de eficiencia que le permita competir y mantener la actividad y el suministro aún a bajos precios.
Hoy no somos competitivos a nivel internacional. Nuestros costos, como todos los costos industriales en el país están muy por encima de los internacionales. Esto implica que, a diferencia de muchos otros países, es muy difícil mantener nuestras operaciones con los niveles actuales de los precios internacionales. Hay que tener presente que las inversiones van a ir hacia los países donde se puedan obtener mejores rentabilidades, que hoy no es nuestro caso. Sin embargo, nuestra industria no pretende altas barreras arancelarias, sino tiempo para trabajar en recuperar la competitividad y poder operar aún a precios bajos. Esperamos que el aumento de la actividad en los recursos no convencionales de gas y la consiguiente reducción de costos, permitirá también el desarrollo de los recursos no convencionales de petróleo en la cuenca, aumentando en mucho su producción, incluso obteniendo saldos exportables. Y también que esta mayor eficiencia operativa se traslade a otras cuencas, permitiendo bajar los altos costos operativos que hoy tienen y volver a la competitividad que la industria mostró en el pasado. Hay en marcha un diálogo importante entre los sectores. Se han iniciado negociaciones con los sindicatos, los cuales han demostrado comprender perfectamente el problema. El actual Gobierno tiene una gran apertura al diálogo y al trabajo conjunto. Y como siempre, contamos con la fuerte participación del Gobierno Neuquino promoviendo esta actividad. La industria está con mucho interés en llevar esta empresa a cabo, como así también lo han expresado el Gobierno, la Provincia y los gremios. Esperemos que entre todos encontremos el camino adecuado que nos lleve a convertir esta oportunidad en riqueza para el país.
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