Edesur y Edenor, las empresas de distribución eléctrica de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, irán al viernes a la primera audiencia pública en sus 24 años de historia. Allí solicitarán incrementos para aplicar desde el 1° de febrero de 2017. Su pedido contempla un horizonte de 5 años, para que puedan ejecutar inversiones entre 2017-2021.
El ente regulador (ENRE) escuchará el viernes la propuesta de recomposición de tarifas que harán las eléctricas y luego decidirá en qué medida acepta sus pedidos. Edesur y Edenor plantearán ajustes en los márgenes que le cobran a sus clientes para desarrollar su negocio. Se llama «valor agregado de distribución».
Los incrementos a los hogares pueden ir del 17,9% a 73,9% (el rango que maneja Edesur), pasando por el 56% que propone Edenor. En este caso, alcanza al 40% de sus clientes de mayor consumo.
Edesur tiene dos propuestas: en una sube más a los hogares y menos a los comercios y en la otra, se invierten esos roles. Edenor plantea una recomposición de 56% para casi 4 de cada 10 viviendas: las de mayor consumo. Una boleta de $ 400, por ejemplo, se estiraría a más de $ 600, antes de impuestos.
Edenor también sugiere incrementos en los cargos variables de los comercios que van de 143% a 315% para los clientes que consumen más de 1.600 kwH por bimestre, según se desprende de la información presentada al Enre. Esas facturas treparían, como mínimo, de $ 800 a $ 2.000.
Edenor plantea una inversión de $ 25.000 millones entre 2017 y 2021. Su presentación ante el Enre es muy técnica, así lo describió Martín Biedegaray enClarín.
Edesur declara que necesita recomponer un 30% sus ingresos. Para eso, plantea dos alternativas. En una, el aumento promedio en los hogares es del 74%, pero a los comerciales les subiría un 12%. En la otra, el importe para los usos de luz comercial escalarían un 52% y los de vivienda, un 18%.
Una vivienda que hoy paga una factura mensual de $ 250 trepará a no menos de $ 330 en la mayoría de los clientes de Edesur, según estimaciones de técnicos del sector.
Edesur proyecta una inversión de $ 14.000 millones a valores actuales, que sería de $ 20.000 millones ajustada en el tiempo. En la información que proporcionó al Enre hay datos que puede comprender cualquier asociación de consumidores o un particular interesado.
Las distribuidoras eléctricas pasaron casi 14 años con sus tarifas congeladas y recibieron un aumento de emergencia durante 2016, que promedió el 400%, pero llegó a más de 600% en los consumos más elevados. Hasta este año, la gran mayoría de los hogares del área metropolitana de Buenos Aires venía pagando boletas bimestrales de entre $ 30 y $ 40. Eso era entre cinco y siete veces menos de lo que salía el mismo servicio en el interior del país.
De todas formas, la luz en Buenos Aires seguirá siendo más barata (en dólares) que en los vecinos Chile, Brasil y Perú. También quedará a distancia de europeos como España o Gran Bretaña.
En esta audiencia pública se hablará de los márgenes de las distribuidoras. Pero habrá que esperar hasta diciembre para saber los costos de generación de la electricidad, de alta incidencia en la factura (ver aparte).
Edenor y Edesur nacen tras la privatización de la estatal Segba en 1992. A los diez de años de la concesión, estaba prevista una revisión integral de tarifas (RTI), que no se hizo por la emergencia económica tras la salida de la convertibilidad. El kirchnerismo nunca accedió a esa regularización de tarifas. Se valió de una suerte de «préstamos» a las empresas para pagar los sueldos de los empleados (después se los cobraba a través de la energía mayorista) y llevó al sistema eléctrico al mayor número de cortes desde fines de los ’80.
Para las propuestas que elevaron al Enre, las compañías contrataron consultoras especializadas. El Estado nacional posee la jurisdicción de las empresas que operan en el área metropolitana de Buenos Aires. El resto de las distribuidoras están bajo la órbita de sus gobiernos provinciales.
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