Así surge de un relevamiento que realizó Infobae entre los bancos de la City que tienen mandatos para encontrarles compradores. En la mayoría de los casos se trata de accionistas que quieren irse de la Argentina Lenta y silenciosamente empezó el éxodo de empresas extranjeras de la Argentina. No es como el 2002, cuando la explosión económica hizo que se fueran en manada. Pero comienzan a reproducirse los casos de compañías, mayoritariamente manejadas por inversores del exterior, que tienen en sus planes vender e irse del país. Infobae confirmó a través de los principales jugadores del mercado financiero esta tendencia. Es más, según el relevamiento realizado por este medio, hay al menos una decena de casos (cuyos nombres no trascendieron). En su gran mayoría, los inversores extranjeros que controlan el management y deciden sobre las estrategias corporativas de las empresas, quieren hacer sus valijas e irse. Entre los principales jugadores de la city, léase y bancos y boutiques que se especializan en M&A (fusiones y adquisiciones, según sus siglas en inglés), crecen los mandatos que obtienen por parte de las empresas para que les busquen “comprador”. “En todos los casos, el inversor extranjero se quiere ir por la pérdida de competitividad, la falta de acceso al mercado cambiario, la imposibilidad de girar utilidades, y cierto cansancio por el cambio de reglas de juego en el país”, explicó el gerente de un banco muy activo en el mercado corporativo. Las compañías que están en proceso de buscar nuevos socios ante la decisión de los accionistas extranjeros son de tamaño “mediano”. Léase, tienen una facturación anual que oscila los u$s100 y u$s200 millones, según le dijeron a Infobae los banqueros. Exceptuando el ya conocido caso de Petrobras Brasil, que quiere liquidar sus negocios en la Argentina, las grandes corporaciones aún resisten. “No hay mega compañías queriendo salir del país. Y dentro de todo están queriendo vender en lugar de pagar todo lo que deben, indemnizar a todo el mundo, y bajar las persianas”, comenta el banquero. Lo cierto es que no está descartado que incluso algunos nuevos inversores extranjeros quieran reingresar en posiciones más “ventajosas”. Según comentan, y a diferencia del 2002, los que se quieren ir no están dispuestos en regalar la empresa. “Nosotros tenemos negociaciones áridas porque nuestro cliente no va dilapidar una compañía así porque sí. Hay ánimos de vender, pero no a cualquier precio”, agregó otro ejecutivo de un banco de capitales nacionales.
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