En pocos años, entre 3 y 5, la Argentina podría volver a producir cobre. Y no es poca cosa ya que existen más de 10 proyectos, cuatro de ellos muy avanzados,
que podrían generar alrededor de US$6.000 millones anuales en exportaciones, según datos de la cámara sectorial. La demanda global de cobre, ese mineral rojizo que abunda en Los Andes Centrales, viene creciendo ya que es uno de los principales insumos de los autos eléctricos y las energías renovables, dos rubros en pleno auge.
“La Argentina podría ser Chile”, resume el director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo, aludiendo al mayor productor y exportador de cobre del mundo. Si eso no ocurre, aclara el especialista, es porque “la industria minera está muy complicada por las regulaciones, la falta de incentivos, la presión social contra la explotación (como ocurre en Mendoza) y por la incertidumbre económica”, dijo.
El año pasado, la producción global alcanzó un volumen cercano a los 21 millones de toneladas. De ese total, Chile aportó poco más de una cuarta parte (5,84 millones). Por detrás aparece Perú (2,5 millones), China (1,48 millones) Congo (1,35 millones) y Estados Unidos (1,25 millones).
El consumo, como se dijo, se viene incrementando y eso alienta la actividad en el país. Sobre todo en la provincia de San Juan, donde están radicados los principales proyectos de exploración y explotación. También hay otras concesiones importantes en Catamarca y Salta. Según datos de la Secretaría de Minería, entre los 7 desarrollos en marcha más adelantados representan un volumen de casi 1,2 millones de toneladas anuales.
Los más adelantados son Agua Rica (de la minera canadiense Yamana Gold), que está ubicada en Catamarca. En Salta está el yacimiento Taca Taca (Fist Quantum, también canadiense). Y los restantes están en San Juan: Josemaría y Filo del Sol (del grupo sueco Lundin), Altar (Aldebaran) y Los Azules (McEwen Mining) y Pachón (de la suiza Glencore). El secretario de Minería, Alberto Hensel, estima que “las exportaciones mineras podrían triplicarse” en los próximos 10 años, principalmente por el aporte del cobre.
Las exportaciones en 2020, según la consultora Abeceb, alcanzarían los US$3.808 millones, lo que representa un incremento de 3,9% con respecto al año pasado. El oro aportaría US$2.281 millones, la plata otros US$553 millones y el litio, US$455 millones. Son los tres minerales más importantes. Junto a Chile y Bolivia, la Argentina integra el llamado “triángulo del litio”, un insumo básico para las baterías. Y con muy buena demanda. Pero Javier Cao, economista de Abeceb, aclara que “el impacto económico del cobre es mucho mayor”. Y lo ejemplifica: “Un proyecto de litio requiere de una inversión promedio de US$500 millones. Uno de cobre ronda los US$3.000 millones”.
El gran interrogante es la incertidumbre económica, las retenciones a las exportaciones y la imposibilidad de girar divisas al exterior, un tema crucial si se tiene en cuenta que casi todas las mineras son multinacionales. Consultado por el Económico, Hensel sostuvo que esas trabas fueron impuestas por la ley de Emergencia Económica y “no son de carácter definitivo”. Por otro lado, el funcionario, un hombre muy cercano al gobernador sanjuanino Sergio Uñac, añade que “para proyectos de esta naturaleza, las retenciones no son determinantes”.
El gobierno de Alberto Fernández, sin ir más lejos, envió varias señales al sector. En la ley de Emergencia, se estableció el 8% de las retenciones únicamente para el oro y sólo $3 por dólar a la plata, el litio y el resto de los minerales. Un porcentaje muy por debajo del 30% a la soja y el 12% a los cereales, por caso. “Fue una señal muy positiva porque las empresas esperaban una suba superior y generalizada”, analizó Cao. Por otro lado, Hensel adelanta que se avanza en un acuerdo puntual, similar al de Vaca Muerta, para gravar los desarrollos según su rentabilidad. “No todos los proyectos son iguales”, señaló.
El impacto de la minería en San Juan es notable. El primer proyecto arrancó en 2005 y hoy representa el 45% de la economía provincial y el 78% de sus exportaciones. Acerca de los cuestionamientos ambientales, Hensel asegura que son infundados. Y hace una autocrítica. “Salimos al mundo a explicar el potencial de la minería en la Argentina pero en el país falta información. Y por eso la desconfianza”, dijo. Aludió así al fuerte rechazo que genera la actividad en Mendoza, por ejemplo.
Ivan Grgic, responsable de Josemaría, explica que un proyecto minero es muy costoso y tiene 4 etapas: exploración, construcción, producción y cierre de mina. “El de Josemaría está en la última etapa de exploración. Pero una vez en marcha tiene la capacidad para producir 125.000 toneladas anuales de cobre concentrado durante 20 años”, señaló. El ejecutivo calculó que la construcción de la mina demoraría entre 2 y 3 años.
La Argentina ingresó al exclusivo club de productores de cobre en 1997, con el desarrollo de Bajo de la Alumbrera, en Catamarca. La mina se agotó en 2018 “pero hay alrededor de 14 yacimientos que podrían tomar la posta en un lapso de entre 5 y 10 años”, dice Ricardo Martinez, geólogo y especialista en minería. Casi en sintonía con otras fuentes del sector, Martínez sostiene que la Argentina puede colarse entre los principales países productores de cobre del mundo. “Podría convertirse en un jugador de la talla de EE.UU. y Perú”.
Entre los avances tecnológicos y cambios en la matriz energética, la demanda alcista del cobre derrama proyecciones optimistas para el cobre, cuya principal virtud es la conductividad. “Los autos eléctricos y los híbridos triplican la cantidad de cobre con respecto a un automóvil a combustión”, grafica Grgic. En la industria calculan que la oferta actual de cobre cubre la demanda. Pero que eso irá cambiando con el correr de los años. Por tal motivo, “las perspectivas con los precios a mediano plazo son buenas”, remarcó Cao, de Abeceb.
A diferencia de otras explotaciones mineras, incluso con los proyectos petroleros o gasíferos, el cobre tiene ventajas y desventajas. Por un lado, son inversiones con recuperos a largo plazo. Pero por el otro, los yacimientos rinden durante muchos años y el mineral siempre viene acompañado. Puede ser oro o molibdeno, según la locación y el tipo de veta.
“El cobre —recuerda Elizondo— representa casi la mitad de las exportaciones de Chile. Para que pueda desarrollarse en la Argentina hace falta una política de incentivos a las inversiones ya que la minería se concentra en pocas compañías, todas internacionales, que exigen reglas claras y de largo plazo”, finalizó. Fuente: Clarín
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