Según Julio Ríos Gómez, presidente de Gemera
El directivo precisó que había varias empresas interesadas en posicionarse en la Argentina, pero que por la incertidumbre local postergaron sus planes. Complicado escenario para la próxima campaña exploratoria.
A pesar del delicado escenario que atraviesa el sector minero a nivel local e internacional, en el segundo cuatrimestre del año se había empezado a reactivar la llegada de inversores a la Argentina en busca de oportunidades en el negocio minero. Quizás no con la intención de apalancar grandes desembolsos en este momento, pero sí con la firme decisión de posicionarse en el país a la espera de que mejoren las condiciones para invertir –fundamentalmente de la mano del aumento del precio de los metales–, varias compañías junior habían identificado prospectos exploratorios de interés.
Sin embargo, desde que la Argentina ingresó en un default selectivo por incumplir el fallo del juez federal de Nueva York Thomas Griesa esa dinámica incipiente se frenó. “Cuando entramos en default técnico, cesó el interés de los inversores e incluso se complicó el panorama para varios proyectos que tenían pensado continuar con la exploración durante este verano”, advirtió Julio Ríos Gómez, presidente de Gemera, la cámara que nuclea a las mineras exploradoras.
La situación actual de incertidumbre, con escaso acceso al financiamiento, dificulta el panorama para lo que viene. “En agosto, las mineras deben cerrar su presupuesto para la campaña que se lanza en septiembre. Pero hoy está prácticamente todo parado, por lo que se avizora un verano muy bajo en términos de actividad, con una caída todavía mayor que la del año pasado”, analizó el directivo en diálogo con El Inversor Energético & Minero.
El descenso de la inversión en exploración es un fenómeno mundial con fuertes reminiscencias en el plano regional. “Está todo muy parado en Chile, al igual que en Perú. Hay una baja pronunciada a nivel global, originada también por el alza de los costos que complica la rentabilidad de los productores metalíferos, en especial la de los proyectos de oro”, afirmó Ríos Gómez. “Si el metal traspasa la barrera de los 1.200, la mayoría de las minas se torna en antieconómica”, agregó.
Freno de mano
La minería argentina sufrió una fuerte desaceleración en los últimos dos años. Según cuantificó Ríos Gómez, en la campaña que empezó en septiembre y terminó en mayo de este año –los trabajos en la Cordillera se realizan durante los meses cálidos para evitar la nieve del invierno– se invirtieron u$s 60 millones, sólo una quinta parte de lo proyectado en 2011 por la entidad. Esa cifra no tiene en cuenta los desembolsos en proyectos de brownfields, es decir, zonas con potencial aledañas a emprendimientos que ya están en producción.
“Cuando comenzó esta década, proyectamos que hasta 2015 se invertirían entre u$s 300 y 330 millones anuales en exploración pura. Pero a raíz de la erosión de la macroeconomía, los desembolsos en exploración pura se desplomaron”, sentenció el directivo.
Sólo en el norte argentino, con prospectos como Samenta (de la peruana Southern Copper) y Chinchillas, de Grosso Group, la búsqueda de nuevas reservas minerales mantuvo cierto ritmo, de la mano, quizás, de la exploración –y construcción– de proyectos de litio. “Sales de Jujuy (de Orocobre) está completando la instalación de una planta para producir carbonato de litio. En tanto que empresas como Exar y Rodinha consiguieron fondos para avanzar con la exploración de sus prospectos”, señaló Ríos Gómez.
A pesar de eso, el ejecutivo indicó que, a nivel nacional, la exploración sufrió una fuerte baja por la combinación de factores domésticos e internacionales que deterioraron el clima de negocios de la minería. “En época de verano, la exploración cayó hasta un 70%. El descenso promedio estuvo en el orden del 50% y provocó la suspensión de algunas obras exploratorias que se habían proyectado”, advirtió el titular de Gemera.
En San Juan, el mayor distrito minero del país, la actividad se planchó. “De los tres proyectos que están en prefactibilidad (y podrían movilizar
u$s 15.000 millones si lanzaran su construcción), sólo Altar, de Stillwater, tuvo algo de actividad. Pachón (Glencore Xstrata) y Los Azules (Minera Andes) no realizaron trabajos”, precisó Ríos Gómez. “Hay algunas empresas que están trabajando al borde de la Cordillera en la zona de Malimán”, agregó. ›|‹