Las boletas del gas son por estos días un mazazo al presupuesto de miles de familias platenses. Ayer, en las puertas de la empresa Camuzzi, extensas colas de vecinos que se acercaron a realizar diversas gestiones ganaron el paisaje, tiñéndolo de resignación, preocupación y bronca por un tarifazo que, según se quejan, es de hasta el 300 por ciento, que podría ser peor a partir del inminente avance en la eliminación de los subsidios del Estado nacional. Desde que en marzo pasado se anunciara un “ajuste progresivo” en el valor del suministro de gas natural, tanto los usuarios residenciales como los comerciales vivieron los meses con la incertidumbre de cómo repercutiría en sus bolsillos esa suba cuando se concretara. Finalmente, luego de retoques sucesivos en abril y junio, los valores reflejados en las recientes boletas del servicio -para aquellos que las recibieron en tiempo y forma, algo cada vez menos frecuente a juzgar por los reclamos que se escucharon en 7 entre 57 y 58- dejaron un tendal de sorprendidos y alarmados. Después de enfrentar la primera tanda de bajas temperaturas invernales con mayor encendido de estufas, los usuarios esperaban un aumento en las mediciones del consumo de junio, pero los montos que arribaron a sus casas superaron las peores estimaciones. Así lo consignó El Día de La Plata.
De acuerdo con las resoluciones emitidas por la Nación y difundidas por las distribuidoras de gas, para los que no queden comprendidos en la docena de causas de excepción previstas para el ajuste sólo quedará racionar el consumo y encomendarse al clima como última chance de conservar parte de los subsidios. Entre todas las sensaciones, la de confusión era común entre quienes se agolparon ayer en el acceso a Camuzzi. Había razones. “A mí me vino menos plata que el bimestre pasado… y usé más gas” admitió Evangelina Euers, de 22 y 64; por su parte, Nilsa Díaz, de Villa Elvira, sostuvo que “nunca me llegó la boleta, ni las intimaciones, y me cortaron el servicio”.