El ministro de Energía Juan José Aranguren suele ser directo. “Hay que cuidar la caja de Nación”, dijo la semana pasada cuando participó de la inauguración de la central térmica de YPF en Loma Campana. Así se refirió a la propuesta para cancelar la deuda que Nación tiene con las petroleras por los atrasos del viejo Plan Gas. Pero también dejó al descubierto que cada proyecto que se presente al nuevo esquema de incentivos para la producción de gas no convencional será revisado.
El plan, que se oficializará el próximo martes, contempla la cancelación de los 26.200 millones de pesos en treinta cuotas a pagar desde enero de 2019. Sin embargo, las operadoras podrán no aceptarlo e ir a la Justicia.
El presidente de YPF, Miguel Gutiérrez, participaba de la conferencia de prensa junto a Aranguren y escuchó cuando el ministro anticipaba la propuesta: un año de gracia, cancelación en cuotas, pesificado y el análisis de una compensación por el pago diferido. El titular de la petrolera se mostró políticamente correcto pero no ocultó que esperan una compensación.
La propuesta de patear el pasivo, una maniobra que terminará siendo una quita indirecta, responde a la clave de ordenamiento fiscal que atraviesa la administración de Mauricio Macri. Pero centralmente se apoya en destacar que fue un plan ideado por el anterior gobierno quien no calculó los ingresos para cumplir los compromisos.
A esa carga fiscal, ahora en rojo, se suma la lluvia de proyectos presentados por las operadoras para acceder al tentador nuevo Plan Gas: se anotaron casi una veintena, hay algunos más en carpeta y sólo cuatro fueron aprobados. El ministro insiste en que, al tratarse de dinero público, deben analizar con detalle a quién le asignarán los fondos del Estado.
Fuente: Ministerio de Energía de la Nación
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